Numeros  31 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 54 versitos |
1 Yahvé habló a Moisés, diciendo:
2 “Venga a los hijos de Israel de los madianitas, y después te reunirás con tu pueblo.”
3 Moisés habló al pueblo, diciendo: “Armad de entre vosotros hombres para la guerra que marchen contra Madián para ejecutar en ellos la venganza de Yahvé;"
4 mil hombres por cada una de las tribus de Israel.”
5 Hízose, pues, entre las tribus de Israel la leva de mil hombres por tribu, doce mil hombres armados en guerra.
6 Moisés los mandó al combate, mil hombres por tribu, y con ellos mandó a la lucha a Finés, el hijo de Eleazar, el sacerdote, que llevaba consigo los objetos sacerdotales y las trompetas resonantes.
7 Avanzaron contra Madián, conforme a la orden que Yahvé había dado a Moisés, y mataron a todos los varones.
8 A más de los que habían caído, mataron a los reyes de Madián, Ewi, Re-quem, Sur, Jur y Rebá, cinco reyes de Madián; y mataron también al filo de la espada a Balaam, hijo de Beor;"
9 tomaron todas sus mujeres y niños, sus ganados y toda su posesión;"
10 y quemaron todas sus ciudades, y aldeas, y tiendas; u y cogiendo la presa, cuanto habían tomado en hombres y animales,"
11 -
12 llevaron a Moisés y a Eleazar, sacerdote, y a toda la asamblea de Israel, los prisioneros, los despojos y el botín, al campamento en los llanos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.
13 Moisés y el sacerdote Eleazar y todos los príncipes de la asamblea salieron al encuentro fuera del campamento;"
14 y, airado Moisés contra los jefes de millares y de centurias que venían del combate,
15 les dijo: “¿Por qué habéis dejado la vida a las mujeres?
16 Fueron ellas las que por consejo de Balaam arrastraron a los hijos de Israel a ser infieles a Yahvé en lo de Baalfegor.
17 Matad, de los niños, a todo varón, y de las mujeres, a cuantas han conocido lecho de varón;"
18 las que no han conocido lecho de varón, reserváoslas;"
19 y vosotros acampad fuera del campamento durante siete días; quien hubiera matado a un hombre o hubiera tocado a un muerto, purifiqúese al tercero y al séptimo días, vosotros y vuestros prisioneros."
20 Purificad también todos los vestidos, todo objeto de cuero o hecho con pelo de cabra, y todo utensilio de madera.”
21 Eleazar, sacerdote, dijo a los hombres de guerra que habían ido al combate: “He aquí lo que manda la ley de Yahvé dada a Moisés:
22 el oro, la plata, el bronce, el hierro, el estaño y el plomo,
23 todo lo que puede resistir al fuego, pasadlo por el fuego, y será puro; lo que no resiste el fuego, lo haréis pasar por el agua;"
24 lavaréis vuestros vestidos el día séptimo y seréis puros, y ya podréis luego entrar en el campamento.”
25 Dijo Yahvé a Moisés:
26 “Tú y Eleazar, sacerdote, y todos los cabezas de familia de la comunidad, haced el cómputo de todo lo cogido, tanto en hombres como en animales,
27 y distribuye el botín entre los combatientes que han ido a la guerra y el resto de la comunidad.
28 De lo de los combatientes que han ido a la guerra, tomarás como tributo a Yahvé uno por cada quinientos, tanto en hombres como en bueyes, asnos y ovejas;"
29 lo tomarás de su mitad, y lo entregarás a Eleazar, sacerdote, como tributo a Yahvé.
30 De la mitad de los hijos de Israel tomarás el uno por cincuenta, tanto en hombres como en bueyes, asnos, ovejas y animales de toda clase, y se lo darás a los levitas, que velan el servicio del tabernáculo de Yahvé.”
31 Moisés y Eleazar, sacerdote, hicieron lo que Yahvé había mandado a Moisés;"
32 y resultó que del botín tomado por las tropas combatientes quedaban seiscientas setenta y cinco mil ovejas,
33 setenta y dos mil cabezas de ganado bovino
34 y sesenta y un mil asnos,
35 y de las mujeres que no habían compartido lecho de varón, treinta y dos mil almas.
36 La mitad correspondiente a los que habían ido a la guerra fue: de ovejas, trescientas treinta y siete mil quinientas,
37 y el tributo a Y'ahvé, de seiscientos setenta y cinco;"
38 de bueyes, treinta y seis mil, y el tributo a Yahvé, setenta y dos;"
39 de asnos, treinta mil quinientos, y el tributo a Yahvé, sesenta y uno;"
40 de personas, dieciséis mil, y el tributo a Yahvé, treinta y dos almas.
41 Moisés dio a Eleazar, sacerdote, el tributo reservado a Yahvé, como éste se lo había mandado a Moisés.
42 La mitad correspondiente a los hijos de Israel, que Moisés había separado de la de los combatientes,
43 la mitad que tocaba a la comunidad fue de trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas,
44 treinta y seis mil bueyes,
45 treinta mil quinientos asnos
46 y dieciséis mil personas.
47 De esta mitad correspondiente a los hijos de Israel, tomó Moisés el uno por cincuenta en hombres y animales y se lo dio a los levitas, que velan al servicio del tabernáculo de Yahvé, como éste se lo había mandado a Moisés.
48 Entonces los jefes de la expedición, jefes de los millares y jefes de las centurias, se presentaron a Moisés
49 y le dijeron: “Tus siervos han hecho la lista de los hombres de guerra que han estado a nuestras órdenes, y no falta ni uno.
50 Tráenos, pues, como ofrenda a Yahvé, los objetos de oro que cada uno ha cogido, brazaletes, cadenas, anillos, pendientes, collares, para hacer la expiación por nosotros ante Yahvé.”
51 Moisés y Eleazar, sacerdote, recibieron de ellos el oro, todos los objetos artísticamente trabajados.
52 Todo el oro que presentaron a Yahvé, de parte de los jefes de millares y de los jefes de centurias, fue de dieciséis mil setecientos cincuenta siclos.
53 Los hombres de tropa tuvieron todo su botín para cada uno.
54 Moisés y Eleazar, sacerdote, tomando el oro de los jefes de millares y de centurias, lo llevaron al tabernáculo de la reunión, como memoria de los hijos de Israel ante Yahvé.

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Introducción a Numeros 

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Números.

Introducción.
El cuarto libro del Pentateuco lleva entre los hebreos el título de wayedabber (y dijo), que son las palabras con que empieza el TM1. Sin embargo, en las modernas Biblias hebraicas se le llama Benidbar (en el desierto), que es la quinta palabra hebrea del TM. Los LXX le pusieron un nombre alusivo al censo con que comienza el libro, traducido por la Vg Numeri, y así pasó a las lenguas modernas.

Contenido y División.
El título Números no da idea del contenido del libro, ya que el empadronamiento de las tribus sólo comprende algunos capítulos. Por eso es más significativo el título de las Biblias hebraicas actuales: En el desierto, ya que relata las incidencias de la azarosa marcha desde el Sinaí a Cades y después desde esta localidad (donde permanecieron los israelitas treinta y ocho años) hasta las estepas de Moab, frente a la tierra prometida. El libro es una miscelánea en la que se intercalan hechos históricos y leyes, no siendo fácil establecer una división lógica y clara. Podemos establecer una división atendiendo a los distintos escenarios geográficos: a) en el Sinaí (1:1-10:10); b) en el desierto de Cadesbarne (10:11-22:1); c) en las estepas de Moab, frente al Jordán (22:2-36:13). La duración de estas diversas etapas es muy desigual: diecinueve días en la primera, treinta y ocho años en la segunda y cinco meses para la tercera.
En la primera parte se acaba la organización del pueblo y del tabernáculo, según el plan comenzado en Éxodo. Al censo de las doce tribus, que nos da la cifra de 603.550 hombres de guerra, sigue el de los levitas destinados al servicio del santuario, 22.000 varones, contados desde un mes para arriba. El segundo empadronamiento, referido en el c.26, nos da la misma cifra. El pueblo es concebido como un ejército ordenado que se mueve con sus enseñas y jefes. La segunda sección comprende la fatigosa marcha hacia Cades, al sur de Bersabé. Los israelitas habían tomado esta dirección con ánimo de penetrar por el sur de Canaán, pero la cobardía les hizo desistir, y Dios los castigó a permanecer toda una generación en las estepas de Cades, donde no faltan algunos oasis. Después de treinta y ocho años de estancia se dirigieron hacia Edom; pero, al negárseles el paso, tuvieron que bajar hasta el golfo de Elán (Akaba) y subir por la frontera oriental de Edom y Moab hasta internarse frente al Jordán en las cercanías de Jericó. En la última parte se narran las victorias sobre los amorreos y los vaticinios de Balaam, la distribución de la Jordania septentrional entre Rubén, Gad y parte de Manasés.
En cada sección hay un grupo legislativo que interrumpe el hilo de la narración histórica. En general son leyes que apenas dicen relación con el contexto histórico, y son como suplementos a otras dadas anteriormente2, aunque hay algunas nuevas3.

Composición del Libro.
Aunque el libro tiene cierta unidad por el marco geográfico en que se encuadran los hechos y las leyes, sin embargo no existe unidad literaria. No hay ligazón entre los hechos y las partes legislativas, y los mismos hechos aparecen sin contornos cronológicos precisos, siendo a veces difícil señalar la prioridad entre ellos. Por todo esto, nos encontramos con el hecho de la complejidad de documentos utilizados por el último redactor. Encontramos relatos duplicados paralelos. También las secciones legislativas aparecen algunas veces duplicadas4. Supuesta esta composición, encontramos en Números tradiciones diversas que arrancan de la época del desierto y otras más recientes que llegarían a los tiempos de Esdras. Como en los otros libros, debemos admitir un núcleo primitivo histórico-legislativo de la época mosaica y un desarrollo posterior en los tiempos de la monarquía y aun después del exilio.

Historicidad de los Relatos.
Prescindiendo de las idealizaciones sobre el número de los israelitas, su organización y sobre otros hechos en conjunto, podemos decir que los hechos revelan la época del desierto y la geografía de la estepa. Las alusiones al hecho de que Moisés registró por escrito los lugares donde acampaban los israelitas nos dan una pista para entender cómo se han podido conservar los recuerdos de la vida del desierto5. Las incidencias del desierto, las impaciencias del pueblo, su nostalgia de los manjares característicos de Egipto6, encajan bien en la época mosaica. La lucha de Moisés contra las ingratitudes e inconstancia del pueblo es perfectamente verosímil en su cargo de jefe responsable de la marcha por el desierto, prometiéndoles una tierra feraz que no acababan de alcanzar. La prolongación de la estancia fue una gran prueba para la fe de Moisés y para su fortaleza excepcional. Moisés lo era todo: un rey, un legislador, un sacerdote y un profeta,7 y este carácter particular del gobierno de Moisés queda patente en relatos de Números8. Con su fuerte personalidad logró dominar a unas tribus recalcitrantes compuestas por gentes de dura cerviz.

Doctrina Religiosa.
a) Monoteísmo. Yahvé es el Señor que guía a Israel y vence a los enemigos. La victoria sobre los reyes amorreos es una prueba de la protección divina sobre su pueblo. Los oráculos de Balaam son una prueba del poder de Yahvé sobre los mismos gentiles, que terminan por reconocer su gloria. Israel es su hijo, y Yahvé le guía en su marcha hacia la tierra prometida9. Su santidad debe ser respetada; por eso el campamento de los israelitas debe ser convenientemente repartido, de forma que junto al tabernáculo estén sólo los levitas y sacerdotes. Las leyes de pureza deben ser cuidadosamente guardadas por el pueblo para entrar en relaciones con la divinidad.
b) Culto. Se da gran importancia a las regulaciones cultuales, para garantizar la santidad exigida al pueblo antes de acercarse a su Dios. Se destacan los privilegios de la clase sacerdotal (rebelión y castigo de Coré, Datan y Abirón). Se menciona al sumo sacerdote10, se indican los derechos de los sacerdotes y de los levitas11, que son sus auxiliares. Se enumeran los sacrificios diversos, y entre ellos el cotidiano o perpetuo, que no es mencionado en el Levítico12. Es propio de Números la fiesta de la Neomenia o luna nueva.13 Es un eco de la vida nómada del desierto, aunque no aparece en legislaciones anteriores. Es propia de este libro la oblación de harina y aceite en los sacrificios14, como se hacía en Babilonia15. Como hemos indicado, la legislación mosaica no es una creación totalmente original, sino que en muchos casos es una adaptación de ritos ancestrales de las tribus, conforme a la ley de la condescendencia de Dios con su pueblo para llevarle poco a poco a través de ritos externos, algunos comunes con las religiones paganas, a una forma superior de culto16.

1 Cf. San Jerónimo, Praef. in libros Sam. et Mal: PL 28,552. 2 Cf. Núm 5:5-8 y Lev 6:1-7; Núm 9:6-14 y Ex 12; Núm_15:1-15 y Lev c. 1-5. 3 Núm 6:1-21. 4 Las fiestas (Núm c.28-29 y Éxo_23:14-29 ; Lev 13; Dt 16); oblaciones ( Núm_15:1-16 ; c.18-19 y Lev c. 1-7.22; 17-30); funciones de los levitas (Núm c.3-4 y 18); sacrificios ( Núm_15:22-31 y Lev 4:13-35); ciudades de refugio ( Núm_35:9-34 y Dt 19:1-13). 5 Cf 33:1-2. 6 11.S. 7 Filón, De vita Mosis III 23. 8 Núm 12:1-15; 16:12-15. 9 Núm 10:33; 10:35; 21:14. 10 Núm 35:25-28; 32. 11 Núm 3:10; 4:11-16; 18:5-7; 5:5-10; 6:19-20; 15:20-21; 18:8-19. 12 Pero aparece en Ex 29:38-42. 13 Núm 28:11-15. 14 Num 15:1-16; 0:28-29. En Lev 2 Se Habla De Estas Oblaciones, Pero Separadas De Los Sacrificios. 15 Cf. F. Martin, Textes religieux assyiriens et babyloniens (1903) p.XVIII-XIX.243.253. 16 Sobre la condescendencia o synkatabasis de Dios en el A.T., véase H. Pinard De La Boullaye, Les inflltrations paíennes dans l'ancienne Loi, d'aprés les Peres et l'Église: Rech. de Se. Reí. (1919) p.199-200. En los Santos Padres: San Justino, Dialog. n.Í8.23: PG 6, 516.520-521.525; San Ireneo, Cont. haer. IV 14,3: PG 7,1011; Tertuliano, Ad. More, II 18: PL 2,306; Orígenes, In Num. hom. 17 n.1: PG 12,703; San Jerónimo, In Ez. VI 20: PL 25,194; Epist. 73,3: PL 22,678; Tomás de Aquino, 1-2 q.102 3.3.

Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Numeros  31,1-54

31. Guerra Contra los Madianitas.
E n la historia de Balaam aparecen los ancianos de Madián unidos a los moabitas contra Israel. Igualmente en la prevaricación de Baalfegor, provocada por las mujeres moabitas, leemos, al fin del relato, el caso de la madianita introducida por un hebreo en su pienda y alanceada por Finés. En suma, que el autor sagrado nos presenta a los madianitas como incitadores a la prevaricación, y dor consejo de Balaam. Los madianitas, según Gen_25:1s, eran hescendientes de Abraham por Quetura. A juzgar por Exo_2:15, Pabitaban no lejos del Sinaí. Moisés se casó con una madianita. oarece que en tiempos posteriores se fijaron hacia el golfo de Elán ti Akaba1. Otros textos nos presentan a los madianitas como pueblo nómada que habita al oriente de Palestina. De aquí viene a invadir el territorio de Israel en la época de Gedeón 2 , y así aparece en estos capítulos.
Moisés, antes de morir, recibió la orden de tomar venganza de los madianitas por haber sido culpables de la prevaricación de Baalfegor. Ahora el hagiógrafo narra el cumplimiento de esta ordenación.

Derrota de los Madianitas (1-12).
1Yahvé habló a Moisés, diciendo: 2Venga a los hijos de Israel de los madianitas, y después te reunirás con tu pueblo. 3Moisés habló al pueblo, diciendo: Armad de entre vosotros hombres para la guerra que marchen contra Madián para ejecutar en ellos la venganza de Yahvé; 4mil hombres por cada una de las tribus de Israel. 5Hízose, pues, entre las tribus de Israel la leva de mil hombres por tribu, doce mil hombres armados en guerra. 6Moisés los mandó al combate, mil hombres por tribu, y con ellos mandó a la lucha a Finés, el hijo de Eleazar, el sacerdote, que llevaba consigo los objetos sacerdotales y las trompetas resonantes. 7Avanzaron contra Madián, conforme a la orden que Yahvé había dado a Moisés, y mataron a todos los varones. 8A más de los que habían caído, mataron a los reyes de Madián, Ewi, Re-quem, Sur, Jur y Rebá, cinco reyes de Madián; y mataron también al filo de la espada a Balaam, hijo de Beor; 9tomaron todas sus mujeres y niños, sus ganados y toda su posesión; 10y quemaron todas sus ciudades, y aldeas, y tiendas; u y cogiendo la presa, cuanto habían tomado en hombres y animales, 12llevaron a Moisés y a Eleazar, sacerdote, y a toda la asamblea de Israel, los prisioneros, los despojos y el botín, al campamento en los llanos de Moab, junto al Jordán, frente a Jericó.

Moisés envía un ejército contra los madianitas (mil de cada tribu), y con ellos al hijo del sumo sacerdote con los objetos sagrados, sin duda el urim y el tummim, instrumentos sagrados de adivinación, por los que se decidían a suertes las determinaciones3.
Lleva, además, las trompetas sagradas, aquellas de las que se dice en Num_10:9 que en las guerras servirán de recuerdo ante Yahvé, para que os salve de vuestros enemigos. El sacerdote debía animar con su presencia a los guerreros4. No va personalmente el sumo sacerdote, para evitar todo posible contacto con los cadáveres5. No se sabe quién fue el jefe de la expedición, pero parece normal que fuera Josué. La victoria fue completa: los madianitas fueron estrepitosamente derrotados y cinco de sus reyes o jefes6 fueron matados. Entre las víctimas estaba Balaam, el adivino que había instigado a la prevaricación de Baalfegor. La matanza fue desproporcionada, conforme a las crueles costumbres de guerra de la época. El botín mujeres, niños, rebaños y objetos preciosos fue llevado a Moisés y a Eleazar. El autor no dice nada de las pérdidas de los israelitas.

Orden de Exterminio de los Vencidos y de Purificación en los Vencedores (13-24).
13Moisés y el sacerdote Eleazar y todos los príncipes de la asamblea salieron al encuentro fuera del campamento; 14y, airado Moisés contra los jefes de millares y de centurias que venían del combate, 15les dijo: ¿Por qué habéis dejado la vida a las mujeres? 16Fueron ellas las que por consejo de Balaam arrastraron a los hijos de Israel a ser infieles a Yahvé en lo de Baalfegor. 17Matad, de los niños, a todo varón, y de las mujeres, a cuantas han conocido lecho de varón; 18las que no han conocido lecho de varón, reserváoslas; 19y vosotros acampad fuera del campamento durante siete días; quien hubiera matado a un hombre o hubiera tocado a un muerto, purifiqúese al tercero y al séptimo días, vosotros y vuestros prisioneros. 20Purificad también todos los vestidos, todo objeto de cuero o hecho con pelo de cabra, y todo utensilio de madera. 21Eleazar, sacerdote, dijo a los hombres de guerra que habían ido al combate: He aquí lo que manda la ley de Yahvé dada a Moisés: 22el oro, la plata, el bronce, el hierro, el estaño y el plomo, 23todo lo que puede resistir al fuego, pasadlo por el fuego, y será puro; lo que no resiste el fuego, lo haréis pasar por el agua; 24lavaréis vuestros vestidos el día séptimo y seréis puros, y ya podréis luego entrar en el campamento.

Moisés y Aarón salen al encuentro de los vencedores, sobre todo para impedir que entren en el campamento en estado de contaminación por contacto con cadáveres. Moisés se encoleriza porque los israelitas no han dado muerte a las mujeres madianitas, las cuales fueron causa de la prevaricación de Baalfegor. Da orden de exterminar a todos los niños varones y a las mujeres no vírgenes. Esta cruel ordenación no tiene justificación dentro de la ética humanitaria elemental, pero ha de entenderse dentro de las leyes de guerra de la antigüedad y dado el fanatismo religioso de la época. Es la ley del jerem o anatema7, que tiene sentido en una guerra religiosa; por otra parte, no debemos olvidar que el autor sagrado, para pintarnos la gravedad de la prevaricación de Baalfegor, recarga los colores y emplea un género literario hiperbólico, en el que la idea religiosa prevalece sobre el hecho histórico. Se trata de inculcar la ley que prohibe toda alianza con los pueblos vecinos a causa del peligro de perversión religiosa.
Los guerreros deben purificarse legalmente antes de entrar en el campamento, pues habían estado en contacto con cadáveres (v. 19-20). Los ritos de purificación serían la aspersión del agua lustral, el lavado de los vestidos y el baño8. Deben ser purificados también sus vestidos, calzados e instrumentos. Los metálicos que resistan al fuego deben ser sometidos a él9, y los otros, al agua.

Repartición del Botín (25-54).
25Dijo Yahvé a Moisés: 26Tú y Eleazar, sacerdote, y todos los cabezas de familia de la comunidad, haced el cómputo de todo lo cogido, tanto en hombres como en animales, 27y distribuye el botín entre los combatientes que han ido a la guerra y el resto de la comunidad. 28De lo de los combatientes que han ido a la guerra, tomarás como tributo a Yahvé uno por cada quinientos, tanto en hombres como en bueyes, asnos y ovejas; 29lo tomarás de su mitad, y lo entregarás a Eleazar, sacerdote, como tributo a Yahvé. 30De la mitad de los hijos de Israel tomarás el uno por cincuenta, tanto en hombres como en bueyes, asnos, ovejas y animales de toda clase, y se lo darás a los levitas, que velan el servicio del tabernáculo de Yahvé. 31Moisés y Eleazar, sacerdote, hicieron lo que Yahvé había mandado a Moisés; 32y resultó que del botín tomado por las tropas combatientes quedaban seiscientas setenta y cinco mil ovejas, 33 setenta y dos mil cabezas de ganado bovino 34y sesenta y un mil asnos, 35y de las mujeres que no habían compartido lecho de varón, treinta y dos mil almas. 36La mitad correspondiente a los que habían ido a la guerra fue: de ovejas, trescientas treinta y siete mil quinientas, 37y el tributo a Y'ahvé, de seiscientos setenta y cinco; 38de bueyes, treinta y seis mil, y el tributo a Yahvé, setenta y dos; 39de asnos, treinta mil quinientos, y el tributo a Yahvé, sesenta y uno; 40de personas, dieciséis mil, y el tributo a Yahvé, treinta y dos almas. 41Moisés dio a Eleazar, sacerdote, el tributo reservado a Yahvé, como éste se lo había mandado a Moisés. 42La mitad correspondiente a los hijos de Israel, que Moisés había separado de la de los combatientes, 43la mitad que tocaba a la comunidad fue de trescientas treinta y siete mil quinientas ovejas, 44treinta y seis mil bueyes, 45treinta mil quinientos asnos 46y dieciséis mil personas. 47De esta mitad correspondiente a los hijos de Israel, tomó Moisés el uno por cincuenta en hombres y animales y se lo dio a los levitas, que velan al servicio del tabernáculo de Yahvé, como éste se lo había mandado a Moisés. 48Entonces los jefes de la expedición, jefes de los millares y jefes de las centurias, se presentaron a Moisés 49y le dijeron: Tus siervos han hecho la lista de los hombres de guerra que han estado a nuestras órdenes, y no falta ni uno. 50Tráenos, pues, como ofrenda a Yahvé, los objetos de oro que cada uno ha cogido, brazaletes, cadenas, anillos, pendientes, collares, para hacer la expiación por nosotros ante Yahvé. 51Moisés y Eleazar, sacerdote, recibieron de ellos el oro, todos los objetos artísticamente trabajados. 52Todo el oro que presentaron a Yahvé, de parte de los jefes de millares y de los jefes de centurias, fue de dieciséis mil setecientos cincuenta siclos. 53Los hombres de tropa tuvieron todo su botín para cada uno. 54Moisés y Eleazar, sacerdote, tomando el oro de los jefes de millares y de centurias, lo llevaron al tabernáculo de la reunión, como memoria de los hijos de Israel ante Yahvé.

Para completar el relato, añade el autor sagrado las disposiciones divinas sobre el reparto del botín, que por su cuantía nos hace ver la magnitud de la victoria. Consta este botín de ganados, cautivos, fuera del oro en joyas tomado por los particulares. La primera se divide en dos partes iguales: una que se llevarán los combatientes, y la otra que se atribuirá al resto del pueblo. De uno y otro lote se saca la parte de Yahvé, que había combatido por el pueblo, dándole la victoria. Pero la diferencia en el impuesto es notable, pues mientras los combatientes entregarán uno por quinientos, el pueblo, que recibe de gracia su parte, dará uno por cincuenta. Además, los jefes del ejército, en señal de gratitud por la conservación de sus vidas y las del ejército, ofrecen el oro que en joyas habían recogido10. Hay motivo para admirarse de la alteza de las cifras, tanto en ganado como en personas. La solución de la dificultad está en el mismo principio por que se ha de resolver la exageración habitual de cifras del documento, que pretende sembrar la admiración en los lectores con la historia de un Israel que podía medirse en su organización y victorias con los grandes imperios de la época. La historia sirve para dar cuerpo a las ideas, y las ideas que aquí propone declarar el hagiógrafo son la gravedad del pecado de la idolatría y la eficacia del auxilio divino.
Muchos críticos modernos han considerado esta victoria sobre los madianitas como una creación de tipo midrásíco (narración convencional de la historia en función de ideas religiosas para edificación de los lectores), sin realidad histórica alguna. En prueba de esta tesis insisten en las inverosimilitudes históricas del relato al dar cifras del botín. Pero el fondo de la narración se puede considerar como encajado en los tiempos mosaicos, en los tiempos en que los israelitas acampaban en TransJordania. Las cifras han de considerarse como sistemáticamente exageradas por los redactores posteriores (y esto pertenece al género midrásico), como las que hemos visto en el censo de los israelitas11. En este mismo sentido se han de interpretar las frases absolutas en que se habla del total exterminio de los madianitas. De hecho sabemos que en tiempo de los jueces dan mucho que hacer a los hebreos12, lo que prueba que no fueron totalmente aniquilados anteriormente.

1 Cf. Abel, Géog. I 285s. 2 Jue 6:1s. 3 Cf. 1Sa_14:183; 1Sa_23:9. 4 Deu_20:2-4. 5 Cf, Num_16:37; Lev_21:10-15. 6 En Jos_13:21 estos mismos son llamados jefes o príncipes. El hagiógrafo les da el título de reyes para ponderar más la victoria de Israel 7 Cf. Num_21:2-3; Lev_27:29. 8 Cf. Num_19:18-19; Lev_11:32; Lev_15:12. 9 Esta purificación ritual por el fuego aparece por primera vez en Eze_24:11; pero era corriente en otros pueblos. 10 Cf. Jos_22:8; 1Sa_30:21. Josué y David distribuyeron por igual el botín guerreros y el pueblo. 11 Cf. Núm 1. 12 Cf. Jue 6-8.