Zacarías 8 Sagrada Biblia (Nacar-Colunga, 1944) | 23 versitos |
1 Y fue palabra de Yahvé de los ejércitos, diciendo:
2 Así habla Yahvé de los ejércitos: Yo siento por Sión un amor extremado y un gran celo.
3 Así habla Yahvé de los ejércitos: Yo me he vuelto hacia Sión y habitaré en Jerusalén, y Jerusalén será llamada la ciudad fiel, y el monte de Yahvé de los ejércitos, el monte santo.
4 Así dice Yahvé de los ejércitos: Aún se sentarán en las plazas de Jerusalén ancianos y ancianas, que por los muchos años llevarán en la mano su báculo.
5 Las calles de ; la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas."
6 Así dice Yahvé de los ejércitos: Si esto es difícil a los ojos del resto de su pueblo en estos días, ¿lo será también a mis ojos? dice Yahvé de los ejércitos.
7 Así habla Yahvé de los ejércitos: Yo salvaré a mi pueblo de la tierra del levante y de la tierra del poniente,
8 y los traeré y habitarán en Jerusalén, y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios en verdad y en justicia.
9 Así habla Yahvé de los ejércitos: Esfuércense vuestras manos, vosotros los que en estos días oís las palabras de los profetas del tiempo en que fue cimentada la casa de Yahvé de los ejércitos para que el templo fuera reconstruido,
10 porque antes de ese tiempo no había ni para pagar a los hombres ni para pagar por las bestias, ni paz alguna para el que entraba y salía a causa del opresor, pues yo había lanzado los hombres unos contra otros.
11 Pero ahora yo no soy ya lo que era en los días antiguos para el resto de este pueblo,
12 porque yo sembraré la paz. La vid dará su fruto, y dará la tierra su rendimiento, y los cielos su rocío, y pondré al resto de este pueblo en posesión de todo esto.
13 Y así como fuisteis la maldición de las gentes, ¡oh casa de Judá y casa de Israel! así yo os salvaré y seré bendición. No temas y que se esfuercen vuestros brazos,
14 porque así dice Yahvé de los ejércitos: Como pensé en haceros mal cuando vuestros padres me provocaron a ira, dice Yahvé de los ejércitos, y no me arrepentí,
15 así, volviéndome, he pensado en hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá en estos días; no temáis."
16 He aquí lo que vosotros habéis de hacer: hablar cada cual verdad a su prójimo, juzgar en vuestras puertas conforme a verdad y justicia, (sembrando) la paz;"
17 no maquinar nadie en su corazón el mal de su prójimo ni jurar en falso, porque todas estas cosas me son abominables, dice Yahvé.
18 Fue me dirigida la palabra de Yahvé de los ejércitos, diciendo:
19 Así dice Yahvé de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes, y el ayuno del quinto, y el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo se tornarán para la casa de Judá en gozo y regocijo y en festivas solemnidades. Amad, pues, la verdad y la paz.
20 Así dice Yahvé de los ejércitos: Aún vendrán pueblos y moradores de muchas ciudades,
21 y los moradores de la una irán a los moradores de la otra y les dirán: Vamos a implorar el favor de Yahvé y a buscar a Yahvé de los ejércitos. Yo también voy.
22 Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a Jerusalén a buscar a Yahvé de los ejércitos y a implorar el favor de Yahvé.
23 Así dice Yahvé de los ejércitos: En aquellos días, diez hombres de todas las lenguas de las gentes cogerán de la orla (del manto) a un judío, diciéndole: Nos vamos con vosotros, porque hemos oído que con vosotros está Dios.

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Introducción a Zacarías

Times New Roman ;;;;;
Zacarías.
Introducción.

Personalidad del profeta y ambiente histórico de su ministerio.
Zacarías (en hebreo Zekariyah: Yahvé se acuerda o Se acuerda de Yahvé) es contemporáneo de Ageo, y predicó su mensaje en las mismas circunstancias históricas1. En Zac 1:1 es llamado hijo de Baraquías, hijo de Addo, mientras que en Esd 5:1 se omite el nombre de su padre y se le llama hijo de Addo 2. Algunos autores creen que el hijo de Baraquías es adición del glosista, basándose en Is 8:2 3.
En la lista sacerdotal de Neh 12:16 no aparece el nombre de Zacarías, a pesar de que los vaticinios del libro de Zacarías tienen un marcado sello levítico. Podemos considerar, pues, al profeta como perteneciente al grupo de los laicos que fomentaban la vida religiosa, y que tenían por ello relaciones estrechas con los de la clase sacerdotal.
Zacarías es contemporáneo de Ageo, y su predicación se desenvuelve en el mismo ambiente de dificultades que la de aquél. Su preocupación principal es también la de la terminación de las obras del templo, como preámbulo de la restauración mesiánica. Según las indicaciones cronológicas de sus vaticinios, Zacarías profetizó entre el 520 y el 518 a.C., cuando reinaba en Persia Darío I Histaspes (522-586), sucesor de Cambises 3. A pesar de que Zacarías tiene también la obsesión de la reedificación del templo destruido, como en Ageo, se preocupa más que éste de los valores morales, y en esto empalma con la tradición profética preexílica.

Contenido y estructura del libro.
El actual libro canónico, atribuido a Zacarías, se divide claramente en dos partes: una de tipo apocalíptico (c.1-8), visionaria, y otra narrativa, parenético-mesiánica (c.9-14). He aquí el esquema detallado, que nos da una idea clara de su contenido:

Introducción:
Exhortación a la conversión: 1:1-6. A) Restauración y salvación:
1. Ocho visiones nocturnas: 1:7-8:23.
Los caballos en el valle: 1:7-17. (Jerusalén reedificada.)
Los cuatro cuernos y los cuatro artesanos: 1:18-21(2:1-4).
(Los opresores serán destruidos.)
El ángel con la cuerda de medir: 2:1-13(2:5-7).
(Los desterrados volverán a Jerusalén y las naciones.)
El sumo sacerdote Josué: 3:1-10.
(Josué invitado a su nueva labor en el templo.)
El candelabro de oro entre los dos olivos: 4:1-14.
(El templo reedificado por Zorobabel y Josué.)
El rollo volando: 5:1-4.
(La tierra será limpiada de la injusticia.)
La mujer y el efd: 5:5-11
(La iniquidad será alejada de Palestina.)
Los cuatro carros: 6:1-8.
(Los opresores serán castigados.) Coronación del sumo sacerdote: 6:9-15. Disposición recta para la salvación: 7:1-8:23.
Juicios divinos y promesa de salvación: 9:1-14:21.
1. Juicio entre los gentiles y salvación de Israel: 9:1-11:17.
Juicio contra los gentiles vecinos: 9:1-7.
El reino mesiánico: 9,8-11:3.
Los pastores, bueno y malo: 11:4-17.
2. Salvación y glorificación de Israel: 12:1-14:21.
Liberación de Jerusalén: El Salvador, traspasado:
12:1-14.
Fuente de salvación: la purificación del pueblo: 13:1-9.
Ultima tribulación de Jerusalén y salvación mesiánica:
14:1-21.

Autenticidad.
Los críticos modernos urgen las diferencias conceptuales y literarias de la primera y segunda parte. Y, sobre todo, las alusiones de tipo histórico de ambas partes parecen reflejar distintas épocas de composición. Así, distinguen por lo menos dos autores en la actual compilación de vaticinios del libro de Zacarías; y, como en el caso del libro de Isaías, hablan del Proto-Zacarías, Deutero-Zacarías y aun Trito-Zacarías. En efecto, en la segunda parte del libro de Zacarías (c.9-14) hay ausencia total de indicaciones cronológicas, que abundan en la primera parte.
Además, tampoco aparece el nombre del profeta, sino que parece obra de un autor anónimo que cultiva el género antológico, es decir, que para expresar sus ideas se inspira en autores profetices anteriores al destierro babilónico. Se mencionan naciones y pueblos que en la época de Zacarías no tenían relieve histórico, como Asiría4, los jebuseos5, los filisteos6. Asimismo, las expresiones Efraím, la casa de Jacob1, parecen referirse al desaparecido reino del norte en 721 a.C. Se alude al terremoto de los tiempos de Ozías, rey de Judá 8, que tuvo lugar hacia el 750 a.C. Por otra parte, estos autores pretenden ver alusiones a hechos de los siglos VI-IV, como la fecha del comienzo del exilio (586), el retorno bajo Zorobabel (537), la terminación del templo (515), el retorno bajo Esdras (458), la terminación de los muros de Jerusalén (444), la victoria de Alejandro Magno sobre los persas en I so (333), la dominación seléucida sobre Palestina (197-142) y la insurrección de los Macabeos (175-161).
Además, mientras en la primera parte del libro de Zacarías la obsesión del profeta es la reconstrucción del templo jerosolimitano, en la segunda no se alude a esta cuestión, ni tampoco a los pilares del judaísmo en la época de la reconstrucción del templo, como son Zorobabel y Josué, personajes en torno a los cuales giran las enseñanzas de las cisiones de la primera parte. A esta diferencia de enfoque hay que añadir el hecho de que los vaticinios de la primera parte son datados y expresamente atribuidos a Zacarías, mientras que los de la segunda parte aparecen anónimos y sin indicaciones cronológicas.
La perspectiva es diferente, y el género literario de expresión también, pues en la primera parte los vaticinios están en forma de fisiones de tipo apocalíptico - probablemente ficciones literarias y no cisiones reales - , mientras que en la segunda parte desaparece el carácter misionario oracular, que es sustituido por una exposición difuminada, con menos originalidad personal, en la que prevalece el estilo antológico o imitativo de frases y concepciones proféticas anteriores al exilio babilónico. Por todas estas razones, la mayoría de los críticos modernos distinguen diversos autores al estudiar el origen de los vaticinios del actual libro de Zacarías 9.
Frente a esta posición, muchos autores más conservadores pretenden explicar estas anomalías que acabamos de apuntar, en el supuesto de que el profeta Zacarías es el autor de las dos partes del libro de Zacarías 10. Así, creen que la diversidad de enfoque general en ambas partes se debe a la diversa época de la vida de Zacarías en que habrían sido compuestas cada una de las partes. La primera sería del profeta cuando era joven, y el problema acuciante lo constituía la reconstrucción del templo. Más tarde, cuando el templo había sido ya inaugurado y habían muerto los dos corifeos del judaismo del retorno, Zorobabel y Josué, el profeta no tiene por qué aludir a esta situación y a estos personajes.
Así, suponen que la primera parte habría sido escrita hacia el 520 a.C., mientras que la segunda sería del mismo autor, pero escrita ya cuando se cuarteaba el imperio persa - época de las derrotas de ¿alamina (480), de Platea (479) - por efecto de la sublevación de muchas satrapías, como la de Egipto. Las diferencias de estilo habría que atribuirlas, en este supuesto, a la diferencia de edad del mismo autor u. Y las menciones de Asiría, Filisteo, losjebuseos, han de explicarse como arcaísmos artificialmente buscados para empalmar con la gran literatura profética de la época preexílica. Esta explicación sería válida también para las menciones de Efraím y José como sinónimos de Israel.

Mensaje doctrinal.
Las dos ideas teológicas fundamentales del libro de Zacarías son la Providencia divina, que tiene un cuidado especial de su pueblo 12, y sobre todo de Jerusalén, capital de la nueva teocracia 13, en la reconstrucción del templo 14, y sobre las naciones 15. Como los profetas preexílieos, Zacarías urge ante todo una religión espiritualista, no meramente manifestada con ritos externos cultuales. Ante todo, la verdad, la misericordia, el juicio justo, de modo que nadie maquine el mal en su corazón 16. Con esta doctrina ético-espiritualista, Zacarías se acerca mucho ya al ideal del sermón de la Montaña.
Otra idea fundamental en el libro de Zacarías es la de la expectación mesiánica. En la primera parte del libro - centrada en torno a la persona de Zorobabel como símbolo de la reconstrucción nacional - aparece éste como tipo del Mesías, futuro redentor. En la segunda parte desaparece la figura de Zorobabel, y la mente del profeta se proyecta directamente sobre la persona del Libertador que ha de venir y sobre el triunfo de la nueva Jerusalén. El Mesías es anunciado como Rey 17, justo y victorioso, cuyo reino abarca de un mar al otro; pero al mismo tiempo pobre, cabalgando sobre un asno 18, inaugurando un reino mesiánico universal 19 en el día de Yahvé, que será de triunfo y de luz 20. Las ideas escatológicas se mezclan en la última parte del libro, y la perspectiva se alarga y difumina sin contornos.

Estilo literario.
San Jerónimo define así el estilo del libro: Obscurissimus líber Zachariae prophetae et ínter duodecim longissimus 21. El estilo es apocalíptico y visionario en gran parte del libro. Las visiones parecen un artificio literario empleado por el autor para expresar simbólicamente ideas principalmente mesiánicas. El profeta presenta a menudo con él a un ángel intérprete, según es estilo en la literatura apocalíptica22. La forma literaria de los c.9-14 es más semejante a la de los profetas anteriores al exilio. Es el estilo antológico o imitativo de los vaticinios de diversos profetas anteriores, tomando incluso locuciones concretas de éstos para reforzar su punto de vista ante el auditorio, pero sin citar expresamente la fuente de inspiración.

Texto.
Ya hemos indicado que hay diferencias de estilo y de vocabulario entre las dos partes del libro. No obstante, los hebraístas sostienen que el lenguaje de Zacarías es, en general, de calidad, comparable al de los escritos buenos pre-exílieos 23. El TM a veces es oscuro y poco seguro, de forma que no pocas veces resulta más inteligible el texto de los LXX, que frecuentemente refleja un original diferente, que no ha sido comprendido bien por el traductor griego. Como en otros escritos proféticos, algunas veces los versículos están fuera de lugar, y es necesario acudir al contexto general y al paralelismo para reconstruir la posible lección original.

Canonicidad.
El libro de Zacarías figura sin dificultad, desde los primeros tiempos, tanto en el canon judaico como en el cristiano. En el Í.Ô., este libro es citado varias veces por Cristo y los apóstoles 24.

1 El nombre de Zacarías es muy común en el A.T. La grafía de la Vulgata está calcada sobre la de los LXX, pues en hebreo es Zekaryah. - 2 En Is 8:1 se habla de Zacarías, hijo de Yerebequías, del que puede ser una variante Ba-raquías. - 3 Cf. Zac 1:1.7; 7:1. - 4 Zac 10:10. - 5 Zac_9:7. - 6 Zac 9:6. - 7 Zac 9:10.13; Zac_10:7. - 8 Zac 14:5. - 9 Hiteig y Ewald opinan que los c.g-14 son anteriores al exilio (sus alusiones a Asiría, los filisteos, los jebuseos, Efraím) y fueron incorporados al libro de Zacarías en el siglo v. Driver y Stade, Nowack, suponen más bien que estos capítulos son de la época de Alejandro Magno (s.iv); de ahí la mención de Grecia (Zac 9:13). En cambio, Kennet, Peake, Wellhau-sen y Martí sostienen que son obra de un autor del siglo u, de la época de los Macabeos. - 10 Es la opinión tradicional sostenida por Kaulen-Hoberg, Knabenbauer, Goetsberger, Cornely-Merck, Junker, Wright. Cf. van hoonacker, Les douze Petits Prophétes p.579-81. 650-62; S. bullough, Verbum Del II p.?8o; hopfl-miller-metzinger, o.c., 531. - 1l Los que sostienen la unidad de autor urgen el hecho de que frases como el ojo de Dios están en ambas partes del libro (cf. 1:6.12; 2:11; 9:15; 10:3; 12:5). - 12 Zac_8:7-8. - 13 Zac 1:14; 8:2. - 14 Zac 4:10 - 15 Zac9:5s; 12:2-6; 14:12-15. - 16 Zac 1:4; 5:3-4; 7:5-10; 8:16-19. - 17 Zac 9 9 - 18 ibid. - 19 Zac É4:3·4·9. - 20 Zac 14:1.4.6.7.13.20. - 21 San Jerónimo, Comm. in Zach., pról.: PL 25:1417 (1486). - 22 Cf. Dan7:16; 8:16; 9:21; Ap 17:15; 21:9. - 23 Cf. Van Hoonacker, o.c., p.657-6o. - 24 Mt 21:45 y Jn 12:15 citan a Zac 9:9 al hacer la entrada solemne de Jesús en el templo el domingo de Ramos; Mt 26:31 cita a Zac 13:7: percutiam pastorem et dispergentur oves gregis; Jua_19:37 cita a Zac 12:10: videbunt in quem transfuxerunt.


Fuente: Biblia Comentada, Profesores de Salamanca (BAC, 1965)

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Notas

Zacarías 8,1-23

8. Amor de Yahvé por su Pueblo.

Promesas de bendición sobre Jerasalén (1-8).
!Y fue palabra de Yahvé de los ejércitos, diciendo: 2 Así habla Yahvé de los ejércitos: Yo siento por Sión un amor extremado y un gran celo. 3 Así habla Yahvé de los ejércitos: Yo me he vuelto hacia Sión y habitaré en Jerusalén, y Jerusalén será llamada la ciudad fiel, y el monte de Yahvé de los ejércitos, el monte santo. 4 Así dice Yahvé de los ejércitos: Aún se sentarán en las plazas de Jerusalén ancianos y ancianas, que por los muchos años llevarán en la mano su báculo. 5 Las calles de ; la ciudad estarán llenas de muchachos y muchachas que jugarán en ellas. 6 Así dice Yahvé de los ejércitos: Si esto es difícil a los ojos del resto de su pueblo en estos días, ¿lo será también a mis ojos? dice Yahvé de los ejércitos. 7 Así habla Yahvé de los ejércitos: Yo salvaré a mi pueblo de la tierra del levante y de la tierra del poniente, 8 y los traeré y habitarán en Jerusalén, y ellos serán mi pueblo y yo seré su Dios en verdad y en justicia.

El profeta quiere insistir en el hecho de que los antiguos vaticinios punitivos han tenido ya su cumplimiento y que llega la hora de la manifestación de la misericordia de Yahvé para con su pueblo. En la formulación de estas promesas salvadoras, Zacarías depende de la literatura profética l. Así anuncia la proximidad de una era de paz continuada, en la que los habitantes de Jerusalén podrán llegar a edad avanzada; y aunque esto parezca difícil en las actuales circunstancias (v.6), sin embargo, para Dios es muy fácil. Y recuerda a sus compatriotas las antiguas promesas de salvación formuladas por los profetas: Yo salvaré a mi pueblo de la tierra del levante y de la tierra del poniente. (v.7). Ha llegado la hora de la protección divina, que se manifestará de un modo particular 2. De nuevo se formará el pueblo de Dios, con todo lo que esto implica en cuanto a un derecho especial a gozar de su protección.

Exhortación al trabajo (9-17).
9 Así habla Yahvé de los ejércitos: Esfuércense vuestras manos, vosotros los que en estos días oís las palabras de los profetas del tiempo en que fue cimentada la casa de Yahvé de los ejércitos para que el templo fuera reconstruido, 10 porque antes de ese tiempo no había ni para pagar a los hombres ni para pagar por las bestias, ni paz alguna para el que entraba y salía a causa del opresor, pues yo había lanzado los hombres unos contra otros. 11 Pero ahora yo no soy ya lo que era en los días antiguos para el resto de este pueblo, 12 porque yo sembraré la paz. La vid dará su fruto, y dará la tierra su rendimiento, y los cielos su rocío, y pondré al resto de este pueblo en posesión de todo esto. 13 Y así como fuisteis la maldición de las gentes, ¡oh casa de Judá y casa de Israel! así yo os salvaré y seré bendición. No temas y que se esfuercen vuestros brazos, 14 porque así dice Yahvé de los ejércitos: Como pensé en haceros mal cuando vuestros padres me provocaron a ira, dice Yahvé de los ejércitos, y no me arrepentí, 15 así, volviéndome, he pensado en hacer bien a Jerusalén y a la casa de Judá en estos días; no temáis. 16 He aquí lo que vosotros habéis de hacer: hablar cada cual verdad a su prójimo, juzgar en vuestras puertas conforme a verdad y justicia, (sembrando) la paz; 17 no maquinar nadie en su corazón el mal de su prójimo ni jurar en falso, porque todas estas cosas me son abominables, dice Yahvé.

El profeta proclama a sus compatriotas que las promesas de salud ya han comenzado a cumplirse. El hecho de que el templo haya comenzado a reconstruirse es una prueba de ello. Por eso los felicita y exhorta a continuar en el camino emprendido, recordándoles que no fueron fallidas las promesas de los profetas contemporáneos, cuando empezó a cimentarse la casa de Yahvé (v.9), alusión al primer intento de reconstrucción a raíz del retorno (537 a.C.). Ahora el templo de Yahvé surge de sus ruinas, lo que es un buen augurio para todos.
Los tiempos pasados han sido duros, pues no había nada con qué pagar los servicios de los hombres y de las bestias (v.10), y, sobre todo, no había tranquilidad para los trabajos. Ahora se abre una nueva etapa más próspera, pues Yahvé cambiará la antigua maldición en bendición: habrá abundancia de frutos de la tierra, y el pueblo podrá disfrutarlos en tranquilidad (v.13). Hubo un tiempo en que el pueblo escogido fue la maldición de las gentes (v.13). El castigo que cayó sobre él fue enviado por Dios para mantener las exigencias de su justicia; ahora llega la hora de la misericordia (v.15). Pero es preciso cumplir la justicia y la equidad con el prójimo, como habían predicado los antiguos profetas (v.16).

Cesación del ayuno (18-19).
18 Fue me dirigida la palabra de Yahvé de los ejércitos, diciendo: 19 Así dice Yahvé de los ejércitos: El ayuno del cuarto mes, y el ayuno del quinto, y el ayuno del séptimo, y el ayuno del décimo se tornarán para la casa de Judá en gozo y regocijo y en festivas solemnidades. Amad, pues, la verdad y la paz.

Propiamente ahora se da respuesta a la consulta Deu_5:75. Ha pasado la hora del duelo y de los sufrimientos y se abre la de la reconciliación con Dios; por tanto, los ayunos deben cesar y ser sustituidos por muestras de gozosa alegría. El ayuno del cuarto mes recordaba la toma de Jerusalén por los caldeos 3; el del quinto, la destrucción por los mismos; el décimo, el principio del asedio, y el del séptimo, la muerte de Godolías. Todas esas efemérides de luto debían cambiarse en días de alegría por la restauración. La finalidad de las palabras del profeta era levantar los ánimos y exhortar a continuar las obras con ilusión.

La vocación de las gentes (20-23).
20 Así dice Yahvé de los ejércitos: Aún vendrán pueblos y moradores de muchas ciudades, 21 y los moradores de la una irán a los moradores de la otra y les dirán: Vamos a implorar el favor de Yahvé y a buscar a Yahvé de los ejércitos. Yo también voy. 22 Y vendrán muchos pueblos y fuertes naciones a Jerusalén a buscar a Yahvé de los ejércitos y a implorar el favor de Yahvé. 23 Así dice Yahvé de los ejércitos: En aquellos días, diez hombres de todas las lenguas de las gentes cogerán de la orla (del manto) a un judío, diciéndole: Nos vamos con vosotros, porque hemos oído que con vosotros está Dios.

La perspectiva del profeta se abre hacia un horizonte luminoso universalista. Viene la hora de la plena glorificación del Dios de los judíos. Como en Isa_2:1-4, Sión se convertirá en el centro de atracción de todos los pueblos. Los judíos serán envidiados por ser el pueblo escogido de Dios, y por eso los gentiles se acercarán a éstos como seres privilegiados, pidiendo participar del culto al verdadero Dios: Hemos oído que con vosotros está Dios (v.23). No se podía ofrecer vaticinio más consolador para aquellos pobres contemporáneos de Zacarías, que con la mayor penuria y con el desprecio y hostilidad de las poblaciones gentiles levantaban penosamente los muros del templo. El profeta quería hacerles ver que las antiguas promesas anunciadas por los grandes mensajeros de Dios tenían aún vigencia, y que, aunque el retorno y reconstrucción del país devastado no había ido al ritmo que idealmente aquéllos habían anunciado, sin embargo, la sustancia de sus vaticinios se realizará, y Jerusalén será realmente el centro y punto de convergencia de todos los pueblos.

1 Cf. Isa_1:26; Jer_31:23; Eze_7:9. 2 Cf. Jer_30:10.22; Jer_31:75; Jer_32:375. 3 Cf. Jer_39:2; Jer_52:6-7.