Juan  10 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 42 versitos |
1 De cierto, de cierto les digo: El que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que sube por otra parte, es ladrón y salteador,
2 pero el que entra por la puerta es el pastor de las ovejas.
3 A éste el portero le abre la puerta y las ovejas escuchan su voz; llama a sus ovejas por su nombre y las guía afuera,
4 y una vez que ha sacado a sus ovejas, va al frente de ellas, y sus ovejas lo siguen, porque conocen su voz;
5 pero las ovejas no siguen a un desconocido, sino que huyen de él, porque no conocen la voz del desconocido.
6 Jesús les dijo esta alegoría, pero ellos no comprendieron qué era lo que les decía.
7 Jesús les dijo de nuevo: De cierto, de cierto les digo: Yo soy la puerta de las ovejas.
8 Todos los que han venido, son ladrones y salteadores, pero las ovejas no les prestaron atención.
9 Yo soy la puerta. Si alguno entra por medio de mí será salvo, y entrará, y saldrá, y encontrará pasto.
10 El ladrón no viene sino para robar, matar y destruir. Yo he venido para que tengan vida, y para que tengan lo mejor.
11 Yo soy el buen pastor, y el buen pastor su vida pone por sus ovejas,
12 pero el que es un asalariado y que no es el pastor ni el propietario de las ovejas, cuando ve que el lobo viene, deja a las ovejas y huye, y cuando el lobo llega, arrebata y dispersa las ovejas.
13 El asalariado huye, puesto que es asalariado y no tiene cuidado de las ovejas.
14 Yo soy el buen pastor y conozco a las mías, y soy conocido por las que son mías,
15 así como mi Padre me conoce y yo conozco a mi Padre, y pongo mi vida por las ovejas.
16 Tengo también otras ovejas que no pertenecen a este redil. A ellas también debo traerlas a mí, y escucharán mi voz. Entonces todos los rebaños serán uno y uno el Pastor.
17 Por eso mi Padre me ama, porque pongo mi vida para volverla a tomar.
18 No es el hombre quien me la quita, sino que yo la pongo por mi propia voluntad, porque tengo autoridad para ponerla y tengo autoridad para tomarla de nuevo, porque esta autoridad he recibido de mi Padre.
19 Y de nuevo se suscitó una división entre los judíos a causa de estas palabras.
20 Muchos de ellos decían: Tiene espíritu maligno y está demente, ¿por qué lo escuchan?
21 Pero otros decían: Estas palabras no son las de uno con espíritu maligno. ¿Acaso puede un espíritu maligno abrir los ojos de un ciego?
22 En ese tiempo se celebraba la fiesta de la dedicación en Jerusalén; era invierno.
23 Y mientras Jesús andaba en el templo, por el pórtico de Salomón,
24 rodeándolo los judíos, le dijeron: ¿Hasta cuándo vas a tenernos en suspenso? Si tú eres el Cristo, decláranoslo abiertamente.
25 Jesús contestó diciéndoles: Se los he manifestado, pero ustedes no creen. Las obras que yo hago en el Nombre de mi Padre, ellas testifican acerca de mí,
26 pero ustedes no creen, porque no son de mis ovejas, como les he dicho.
27 Mis ovejas escuchan mi voz, y yo las conozco y ellas me siguen,
28 y yo les doy vida eterna. Jamás perecerán y nadie las arrebatará de mi mano,
29 porque mi Padre que me las ha dado es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre.
30 Yo y mi Padre somos uno.
31 Entonces los judíos tomaron piedras nuevamente para apedrearlo,
32 pero Jesús les dijo: Muchas buenas obras les he mostrado de mi Padre. ¿Por cuál de las obras me apedrean?
33 Los judíos le dijeron: Por las buenas obras no te apedreamos, sino por blasfemia, porque tú siendo hombre, a ti mismo te haces Dios.
34 Jesús les dijo: ¿No está escrito así en su ley: “YO DIJE: ‘USTEDES SON DIOSES’”?
35 Si a aquéllos llamó dioses porque a ellos vino la palabra de Dios (y la Escritura no puede ser anulada),
36 a quien santificó el Padre y envió al mundo, ustedes le dicen: “Blasfemas”, porque les he dicho: “Yo soy el Hijo de Dios”.
37 Si yo no hago las obras de mi Padre, no me crean,
38 pero si las hago, aunque no me crean a mí, crean por las obras, para que entiendan y crean que mi Padre está en mí y yo estoy en mi Padre.
39 Nuevamente querían aprehenderlo, pero Él se escabulló de entre sus manos,
40 y se marchó al otro lado del Jordán, al lugar donde primeramente Juan había estado bautizando. Y allí permaneció.
41 Y vinieron a Él muchos hombres, y decían: Juan no hizo ninguna señal, pero todo lo que dijo Juan respecto a este hombre es verdad.
42 Entonces muchos creyeron en Él.

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Introducción a Juan 

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