I Juan 2 Biblia Peshitta en Español (Holman Bible Publishers, 2015) | 29 versitos |
1 Les escribo estas cosas, hijos míos, para que no pequen, pero si alguno peca, tenemos un intercesor ante el Padre: Jesucristo el Justo,
2 porque Él es la propiciación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.
3 Y en esto sabemos que lo conocemos: si guardamos sus mandamientos.
4 Pero el que dice que lo conoce y no guarda sus mandamientos es un mentiroso, y la verdad no está en él,
5 pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha consumado, y por esto sabemos que estamos en Él.
6 El que dice que está en Él, debe andar como Él anduvo.
7 No les escribo un mandamiento nuevo, amados míos, sino el antiguo mandamiento que desde el principio han tenido; la palabra que han escuchado es el mandamiento antiguo.
8 Les escribo además un mandamiento nuevo, el cual es verdadero en Él y en ustedes, porque las tinieblas han pasado, y la verdadera luz ha empezado a manifestarse.
9 Así pues, el que dice que está en luz pero odia a su hermano, aún está en tinieblas.
10 Porque el que ama a su hermano permanece en luz y en él no hay motivo de tropiezo;
11 pero el que odia a su hermano está en tinieblas y camina en tinieblas; e ignora adónde va, porque las tinieblas han cegado sus ojos.
12 Les escribo a ustedes, hijos, porque sus pecados les han sido perdonados por su Nombre.
13 Les escribo a ustedes, padres, porque han conocido a Aquel que es desde el principio. Les escribo a ustedes, jóvenes, porque han vencido al Maligno. Les he escrito a ustedes, muchachos, porque han conocido al Padre.
14 Les he escrito a ustedes, padres, porque han conocido a Aquel que es desde el principio. Les escribo a ustedes, jóvenes, porque son fuertes y la palabra de Dios mora en ustedes, y han vencido al Maligno.
15 No amen al mundo, ni las cosas que están en él, porque el que ama al mundo, el amor del Padre no está en él,
16 porque todo lo que hay en el mundo: las bajas pasiones de la carne, los deseos de los ojos y lo vano del mundo, no proceden del Padre, sino del mundo mismo.
17 Y el mundo pasa y sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
18 Hijos míos, es el tiempo final, y así como ustedes han escuchado que el falso ungido viene, así ahora hay muchos falsos ungidos, y por esto conocemos que es el tiempo final.
19 Salieron de entre nosotros, pero no eran de nosotros, porque si hubieran sido de nosotros hubieran permanecido con nosotros, pero salieron de entre nosotros para que quedara de manifiesto que no eran de nosotros;
20 pero ustedes tienen la unción del Santo y pueden discernir a todo hombre.
21 No les he escrito porque no conozcan la verdad, sino porque la conocen y porque ninguna falsedad proviene de la verdad.
22 ¿Quién es el falso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Éste es un falso ungido. El que niega al Padre también niega al Hijo.
23 El que niega al Hijo, tampoco cree en el Padre; el que reconoce al Hijo reconoce también al Padre.
24 Que permanezca en ustedes lo que han escuchado desde el principio, porque si lo que han escuchado desde el principio permanece en ustedes, también ustedes permanecerán en el Padre y en el Hijo.
25 Y ésta es la promesa que Él nos ha hecho: la vida eterna.
26 Por razón de los que los engañan les he escrito estas cosas,
27 y si la unción que han recibido de Él permanece en ustedes, no necesitan que nadie los instruya, sino que como la unción es de Dios, ésta los instruye acerca de todas las cosas, y es verdadera y no hay falsedad en ella. Y tal como los ha instruido, permanezcan en Él.
28 Y ahora, permanezcan en Él, hijos míos, para que cuando se manifieste no seamos deshonrados por Él, sino que tengamos confianza en su venida.
29 Si saben que Él es justo, también sepan que todo el que hace justicia es de Él.

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Introducción a I Juan

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