Presentación del libro:



[L] Cerca del año 62, Pablo, preso en la cárcel de Roma, escribió a los cristianos de Colosas, que, sin darse cuenta, estaban menospreciando a Cristo. Ya no se sentían seguros con sólo creer en Cristo, sino que querían restablecer prácticas religiosas del Antiguo Testamento. O bien trataban de incluir a Cristo en un conjunto de personajes celestiales, los , que tendrían en sus manos la llave de nuestro destino. Algo les faltaba al conjunto de sus contemporáneos. Integrados en un Imperio romano que había impuesto su paz a todo el mundo occidental, pero que ahogaba la vida propia de los diversos pueblos, se refugiaban en lo . Doctrinas secretas ofrecían guiar a sus a un estado superior. Ese era el momento en que se elaboraban teorías llamadas (es decir: conocimiento) sobre el origen y el destino del hombre y del mundo. Todo había salido de una especie de sopa cósmica que había hervido largo tiempo, apareciendo grandes familias celestiales de ángeles, o , masculinos y femeninos, que se devoraban, se acoplaban y finalmente aprisionaban chispas de espíritu en cuerpos materiales. Así empezaban a existir seres humanos destinados a revestirse de existencias sucesivas hasta que su espíritu pudiera retornar al reino de la luz. Dejándose llevar por semejantes discursos, los Colosenses tomaban el camino de ciertos creyentes actuales que ponen su confianza en el espiritismo o en la astrología. Ya no consideran a Cristo como el único salvador, pues se fían de otros o de prácticas que no son de la Iglesia. Esta crisis en la Iglesia del primer siglo nos mereció la presente carta de Pablo, en la que establece la supremacía absoluta de Cristo. Igual que otras cartas de Pablo, ésta menciona a Timoteo a su lado [1Tim 1,1]. Pablo lo había escogido como su ayudante, y lo consideraba como . A lo mejor Timoteo tuvo bastante que ver con la redacción de esta carta, lo que explicaría a la vez las diferencias de estilo con las cartas más auténticas de Pablo, mientras que el contenido excepcionalmente rico es siempre fiel a la inspiración del apóstol. Véase al respecto lo que se dijo en la carta a los Efesios que retoma los temas de la carta a los Colosenses, desarrollándolos. Por eso, en algunos pasajes de esta carta a los Colosenses, no haremos más que recordar el comentario hecho en la carta a los Efesios.