Presentación del libro:



[L] Lo que dijimos en la Introducción a la Primera Carta a Timoteo vale también para esta segunda carta. Se presenta como si hubiera sido escrita por Pablo desde su prisión de Roma, poco antes de su muerte. De hecho, no hay razón para dudar de la autenticidad de algunos detalles que Pablo da respecto a su situación a la espera de su sentencia. Pero, para lo demás, tanto Pablo como Timoteo no son más que una pantalla; los consejos y advertencias de Pablo son en realidad los que el autor de la carta quería dar a los ministros de la Iglesia, algunas décadas después de la muerte del apóstol.