Isaías 60, 3-11

Caminarán las naciones a tu luz,
y los reyes al resplandor de tu alborada.
Alza los ojos en torno y mira:
todos se reúnen y vienen a ti.
Tus hijos vienen de lejos,
y tus hijas son llevadas en brazos.
Tú entonces al verlo te pondrás radiante,
se estremecerá y se ensanchará tu corazón,
porque vendrán a ti los tesoros del mar,
las riquezas de las naciones vendrán a ti.
Un sin fin de camellos te cubrirá,
jóvenes dromedarios de Madián y Efá.
Todos ellos de Sabá vienen
llevando oro e incienso
y pregonando alabanzas a Yahvé.
Todas las ovejas de Quedar se apiñarán junto a ti,
los machos cabríos de Nebayot estarán a tu servicio.
Subirán en holocausto agradable a mi altar,
y mi hermosa Casa hermosearé aún más.
¿Quiénes son éstos que como nube vuelan,
como palomas a sus palomares?
Los barcos se juntan para mí,
los navíos de Tarsis en cabeza,
para traer a tus hijos de lejos,
junto con su plata y su oro,
por el nombre de Yahvé tu Dios
y por el Santo de Israel, que te hermosea.
Hijos de extranjeros construirán tus muros,
y sus reyes se pondrán a tu servicio,
porque en mi cólera te herí,
pero en mi benevolencia he tenido compasión de ti.
Abiertas estarán tus puertas de continuo;
ni de día ni de noche se cerrarán,
para dejar entrar a ti las riquezas de las naciones,
traídas por sus reyes.
Ver contexto