Genesis 27, 1-21

Ciclo de Jacob

(27—36)

Isaac bendice a Jacob y Esaú

Isaac era ya anciano y sus ojos se habían nublado tanto que ya no veía. Entonces llamó a Esaú, su hijo mayor, y le dijo: — ¡Hijo mío! Él respondió: — Aquí estoy. Continuó Isaac: — Como ves, ya soy un anciano y cualquier día me puedo morir. Quiero que vayas al monte con tu arco y tus flechas º y me traigas algo de caza. Después me lo guisas como a mí me gusta y me lo traes para que me lo coma, pues deseo darte mi bendición * antes de morir º. Pero Rebeca había estado escuchando lo que Isaac le decía a su hijo Esaú y, en cuanto este salió al monte a cazar algo para su padre, ella llamó a su hijo Jacob y le dijo: — Según acabo de escuchar, tu padre le ha pedido a tu hermano Esaú que cace un animal y se lo traiga para hacerle un guiso como a él le gusta, y después le dará su bendición delante del Señor º antes de morir. Así que ahora, hijo mío, haz lo que te mando. Vete al rebaño y tráeme dos de los mejores cabritos. Yo prepararé a tu padre un guiso como a él le gusta y tú se lo llevarás para que coma; y así te dará su bendición antes de morir. Pero Jacob replicó a Rebeca, su madre: — Sabes que mi hermano Esaú es velludo y yo soy lampiño. Si resulta que mi padre llega a palparme y descubre que soy un impostor, me acarrearé maldición en lugar de bendición. Su madre le dijo: — Caiga sobre mí esa maldición º, hijo mío. Tú haz lo que te digo y tráeme esos cabritos. Jacob fue en busca de los cabritos, se los llevó a su madre y ella preparó el guiso como a su padre le gustaba. Después Rebeca tomó la ropa de su hijo mayor Esaú, el mejor vestido que guardaba en casa, y se lo vistió a Jacob, su hijo menor. Con la piel de los cabritos le cubrió las manos y la parte lampiña del cuello, y puso en las manos de su hijo Jacob el guiso y el pan que había preparado. Jacob entró adonde estaba su padre y le dijo: — ¡Padre! Isaac respondió: — Aquí estoy. ¿Quién eres tú, hijo mío? Jacob dijo: — Soy Esaú, tu primogénito. Ya hice lo que me pediste. Ven, incorpórate para comer de lo que he cazado, y después me darás tu bendición. Isaac dijo a su hijo: — ¡Qué pronto has encontrado caza! Jacob respondió: — El Señor tu Dios me la puso al alcance. Pero Isaac le dijo: — Acércate, hijo mío, deja que te palpe para saber si de veras eres o no mi hijo Esaú.
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