Genesis 7, 8-24

De los animales puros e impuros, de las aves y reptiles, entraron con Noé por parejas, el macho y su hembra, tal como Dios se lo había ordenado. Al cabo de siete días, las aguas del diluvio comenzaron a caer sobre la tierra. Noé tenía seiscientos años cuando reventaron las fuentes del océano y se abrieron las compuertas del cielo. Era el día diecisiete del mes segundo. Cuarenta días y cuarenta noches estuvo lloviendo sobre la tierra. Aquel mismo día entró Noé en el arca con sus hijos, Sem, Cam y Jafet, su mujer y sus tres nueras, y también animales de todas las especies, tanto salvajes como domésticos, reptiles y aves, y toda clase de seres alados. Entraron con Noé en el arca parejas de todos los seres vivos: entraron macho y hembra de cada especie, como le había ordenado Dios. Y tras entrar Noé en el arca, el Señor cerró la puerta. Diluvió sobre la tierra cuarenta días: las aguas subieron de nivel haciendo que el arca comenzase a flotar por encima del suelo. Subían las aguas cada vez más y más, pero el arca se mantenía a flote sobre ellas. El nivel de las aguas subió tanto que hasta las montañas más altas bajo el cielo quedaron cubiertas; incluso el nivel del agua superaba en siete metros º las montañas más altas. Así que murió todo ser viviente que se movía sobre la tierra: las aves, los animales tanto salvajes como domésticos, los reptiles y también los seres humanos. º Pereció absolutamente todo lo que en tierra firme tenía vida y podía respirar º. Fueron aniquilados todos los seres vivientes que había sobre la superficie de la tierra, desde los seres humanos hasta los ganados, los reptiles y las aves del cielo. Todos fueron borrados de la tierra. Solo quedó Noé y los que estaban con él en el arca. La tierra quedó cubierta por las aguas durante ciento cincuenta días.
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