Jeremías  19, 1-13

La jarra rota

Así ha dicho el Señor: — Compra una jarra de loza. Luego, con algunos ancianos del pueblo y de los sacerdotes, sal hacia el valle de Ben Hinón *, por la Puerta de los Cascotes º, y pronuncia allí las palabras que te voy a transmitir. Dirás: “Escuchen la palabra del Señor, reyes de Judá y habitantes de jerusalén. Así dice el Señor del universo, Dios de Israel: Voy a traer una calamidad tal sobre este lugar, que a quien la oiga le zumbarán los oídos. º Porque me abandonaron, desnaturalizaron º este lugar y ofrecieron incienso en él a dioses extranjeros, que ni ellos ni sus antepasados conocían, y los reyes de Judá llenaron este lugar de sangre inocente. Construyeron recintos sagrados a Baal, para quemar en ellos a sus hijos como holocausto en honor de Baal, algo que ni les ordené, ni les dije, ni me pasó por la imaginación. º Por eso, van a llegar días en que este lugar ya no se llamará Tófet º ni valle de Ben Hinón, sino valle de la Matanza. º En este lugar echaré por tierra los planes de Judá y de jerusalén, los haré caer a espada ante sus enemigos, los entregaré en manos de los que quieren quitarles la vida, y daré sus cadáveres como alimento a las aves del cielo y a las bestias de la tierra. Convertiré esta ciudad en desolación; el que pase junto a ella quedará espantado y silbará en son de burla al ver tantas heridas. Haré que coman la carne de sus hijos y de sus hijas; se comerán unos a otros º durante el angustioso asedio al que los someterán los enemigos que tratan de quitarles la vida”. º Después romperás la jarra delante de los que te han acompañado, y les dirás: “Esto dice el Señor del universo: Así voy a romper a este pueblo y a esta ciudad, igual que el alfarero rompe un cacharro º que ya no tiene arreglo; y serán enterrados en el Tófet, por no quedar lugares de enterramiento. Esto es lo que pienso hacer con este lugar y con sus habitantes —oráculo del Señor—; trataré a esta ciudad igual que a Tófet. Las viviendas de jerusalén y los palacios de los reyes de Judá quedarán impuros, igual que el recinto de Tófet, esas viviendas en cuyas azoteas quemaban ofrendas de incienso a todo el ejército del cielo º y donde hacían libaciones a dioses extranjeros”. º
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