Eclesiástico 4, 1-31

Hijo mío, no aflijas la existencia del necesitado ni dejes sin ayuda a quien te pide con ojos suplicantes. º No causes tristeza al que está pasando hambre ni exasperes a quien se debate en la miseria. No añadas dolor al corazón angustiado ni tardes en socorrer al indigente. No des la espalda a quien te suplica atribulado ni apartes el rostro del que está necesitado. No apartes tu mirada del indigente ni le des motivos para que te maldiga º; pues si, lleno de amargura, te maldice, el Creador escuchará su petición. º Hazte querer por la comunidad, y sé respetuoso con las autoridades. Presta atención al necesitado y responde con amabilidad a su saludo. Libra del opresor al oprimido y no se te encoja el corazón al hacer justicia. º Pórtate como un padre con los huérfanos y como un esposo con sus madres; así serás como un hijo del Altísimo que te amará más que tu propia madre º.

Ventajas de la sabiduría

La sabiduría ennoblece a sus hijos y protege a quienes la buscan con afán. º El que ama la sabiduría, ama la vida; los que se apresuran a buscarla, rebosarán alegría º. Quien la posee recibirá gloria como herencia; adondequiera que vaya, lo bendecirá el Señor. Los que la sirven, sirven al Santo; a quienes la aman, los ama el Señor. El que la obedece, juzgará a las naciones; quien sigue sus consejos, vivirá seguro. Quien confíe en ella, la recibirá como herencia; sus descendientes la obtendrán en posesión º. Al principio lo acompañará como a escondidas, parecerá infundirle miedo y cobardía, haciéndoselo pasar mal a fuerza de instrucción; así actuará hasta que pueda confiar en él y le haya puesto a prueba con sus exigencias º; pero pronto volverá a él por el camino recto, lo colmará de alegría y le revelará sus secretos. Aunque si se desvía, lo abandonará º y lo dejará a merced de su propia perdición º.

La auténtica vergüenza

Atiende a lo que pasa, guárdate del mal y no tendrás que avergonzarte de ti mismo. Hay una vergüenza que comporta pecado y otra que lleva consigo gracia y honor. º No tengas consideraciones que te perjudiquen ni una timidez que te haga caer en pecado. Cuando debas hablar, no guardes silencio ni trates de esconder tu sabiduría, pues en la palabra se conoce al que es sabio, y al instruido, en su forma de hablar. No te opongas a la verdad y abochórnate, más bien, de tu ignorancia. No te dé vergüenza reconocer tus pecados, ni te esfuerces en remar contra corriente. º No te dejes avasallar por el insensato ni tengas preferencias con el poderoso º. Lucha por la verdad * hasta la muerte, y Dios, el Señor, combatirá a tu favor º. No seas arrogante en tus palabras ni perezoso o negligente en tus acciones. No te portes como un león con tus parientes y como un don nadie con tus servidores º. Que no esté tu mano abierta para recibir y cerrada cuando se trate de dar. º
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