I Juan 4, 12-16

A Dios nadie le ha visto nunca.
Si nos amamos unos a otros,
Dios mora en nosotros
y su amor ha llegado en nosotros a la perfección. En esto reconocemos
que moramos en él y él en nosotros:
en que nos ha dado de su Espíritu. Y nosotros hemos visto
y damos testimonio
de que el Padre ha enviado a su Hijo,
como Salvador del mundo. Si uno confiesa que Jesús es el Hijo de Dios,
Dios mora en él y él en Dios. Y nosotros hemos conocido
y hemos creído en el amor que Dios nos tiene.
Dios es Amor:
y el que permanece en el amor
permanece en Dios y Dios en él.
Ver contexto