II Reyes  22, 8-13

El sumo sacerdote Jilquías dijo al escriba Safán: «He hallado en el templo de Yahvé un rollo de la Doctrina.» Jilquías entregó el rollo a Safán, que lo leyó. El secretario Safán se presentó al rey y le dio cuenta: «Tus siervos han fundido el dinero depositado en el templo y lo han entregado a los capataces encargados del templo de Yahvé.» El secretario Safán informó también al rey: «El sumo sacerdote Jilquías me ha entregado un rollo.» Y Safán lo leyó ante el rey.

Consulta a la profetisa Juldá.
Cuando el rey oyó las palabras del rollo de la Doctrina, rasgó sus vestiduras. Y el rey ordenó al sacerdote Jilquías, a Ajicán, hijo de Safán, a Acbor, hijo de Miqueas, al escriba Safán y a Asayas, ministro del rey: «Id a consultar a Yahvé por mí y por el pueblo y por todo Judá a propósito de las palabras de este rollo que se ha encontrado, pues ha debido de encenderse la ira de Yahvé contra nosotros, porque nuestros padres no obedecieron las palabras de este rollo haciendo lo que está escrito para nosotros.»
Ver contexto