Amos  3, 3-8


La vocación profética es irresistible.
¿Caminan acaso dos juntos,
sin haberse encontrado?
¿Ruge el león en la selva
sin que tenga presa?
¿Alza su voz el leoncillo desde su cubil,
si no ha cazado algo?
¿Cae un pájaro a tierra en el lazo,
sin que haya una trampa?
¿Salta del suelo el lazo
sin haber hecho presa?
¿Suena el cuerno en una ciudad
sin que el pueblo se estremezca?
¿Sobreviene una desgracia a una ciudad
sin que la haya provocado Yahvé?
No, nada hace el Señor Yahvé
sin revelar su secreto
a sus siervos los profetas.
Ruge el león,
¿quién no temerá?
Habla el Señor Yahvé,
¿quién no profetizará?
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