Eclesiastés 6, 1-2

Hay otro mal que observo bajo el sol, y que pesa sobre el hombre: supongamos que Dios concede a un hombre riquezas, tesoros y honores; nada le falta de lo que desea, pero Dios no le deja disfrutar de ello, porque un extraño lo disfruta. Esto es vanidad y gran desgracia.
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