Job  38, 2-21

¿Quién es éste que denigra mi designio
diciendo tales desatinos?
Si eres valiente, cíñete los lomos:
te voy a preguntar y tú me instruirás.
¿Dónde estabas cuando cimenté la tierra?
Dilo, si tanto sabes y entiendes.
¿Sabes quién fijó sus medidas,
o quién la midió a cordel?
¿Dónde se asientan sus bases?
¿Quién puso su piedra angular
entre el vocerío de los luceros del alba
y las aclamaciones de los Hijos de Dios?
¿Quién cerró el mar con compuertas,
cuando escapaba impetuoso de su seno,
cuando le ponía nubes por mantillas,
nubes tormentosas por pañales,
cuando le marcaba las lindes
poniendo puertas y cerrojos?
Le dije: «Hasta aquí llegarás, no pasarás,
aquí se estrellará el orgullo de tus olas».
¿Alguna vez has mandado a la mañana
o asignado su puesto a la aurora,
para que agarre a la tierra por los bordes
y sacuda de ella a los malvados,
para que tome forma como arcilla de sello,
y quede coloreada como un vestido,
para que niegue a los malvados su luz
y quede roto el brazo sublevado?
¿Has entrado hasta las fuentes del mar?,
¿has paseado por el fondo del Abismo?
¿Te han enseñado las puertas de la Muerte?,
¿has visto las puertas del país de las Sombras?
¿Tienes idea de las dimensiones de la tierra?
Dilo, si todo lo sabes.
¿Por dónde habita la luz?,
¿dónde viven las tinieblas?
¿Podrías llevarlas a su tierra,
indicarles el camino de su casa?
Lo sabrás, ¡pues ya habías nacido
y tienes tantísimos años!
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