Jueces 14, 10-18

Su padre bajó donde la mujer y Sansón hizo allí un banquete, pues así suelen hacer los jóvenes. Pero, cuando lo vieron, eligieron treinta compañeros, los cuales estuvieron con él.

La adivinanza de Sansón.
Sansón les dijo: «Os voy a proponer una adivinanza. Si me dais la solución dentro de los siete días de la fiesta y acertáis, os daré treinta túnicas y treinta mudas. Pero si no podéis darme la solución, entonces me daréis vosotros treinta túnicas y treinta mudas.» Ellos le dijeron: «Propón tu adivinanza, que te escuchamos.» Él les dijo:
«Del que come salió comida,
y del fuerte salió dulzura.»
A los tres días aún no habían acertado la adivinanza.
Al cuarto día dijeron a la mujer de Sansón: «Convence a tu marido para que nos descifre la adivinanza. Si no, te quemaremos a ti y a la casa de tu padre. ¿O es que nos habéis invitado para robarnos?» La mujer de Sansón se puso a llorar sobre él, y dijo: «Tú me odias y no me amas. Has propuesto una adivinanza a mis paisanos y a mí no me la has descifrado.» Él le respondió: «Ni a mi padre ni a mi madre se la he descifrado, ¿y te la voy a descifrar a ti?» Ella estuvo llorando encima de él los siete días que duró la fiesta. Por fin el séptimo día se la descifró, porque lo tenía asediado y ella descifró la adivinanza a sus paisanos.
El séptimo día, antes que entrara en la alcoba, la gente de la ciudad dijo a Sansón:
«¿Qué hay más dulce que la miel,
qué más fuerte que el león?»
Él les respondió:
«Si no hubierais arado con mi novilla,
no habríais acertado mi adivinanza.»
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