Levítico 5, 11-13

«Si no le alcanza para dos tórtolas o dos pichones, presentará, como ofrenda suya por haber pecado, una décima de medida de flor de harina como sacrificio por el pecado. No añadirá aceite, ni pondrá sobre ella incienso, porque es sacrificio por el pecado. La presentará al sacerdote; y el sacerdote, tomando de ella un puñado como memorial, lo quemará sobre el altar, junto con los manjares que se abrasan para Yahvé. Es un sacrificio por el pecado. El sacerdote hará así expiación por él, a causa del pecado que cometió en cualquiera de los casos citados, y se le perdonará. El sacerdote tendrá su parte como en la oblación.»
Ver contexto