Malaquías 2, 1-9

Recibid ahora esta advertencia, sacerdotes: Si no hacéis caso ni tomáis a pecho dar gloria a mi Nombre, dice Yahvé Sebaot, lanzaré contra vosotros la maldición y maldeciré vuestra bendición; la maldeciré porque ninguno de vosotros toma nada a pecho. Voy a dejaros sin brazo, os echaré estiércol a la cara, el estiércol de vuestras fiestas, y seréis aventados con él. Sabréis así que yo os dirigí esta advertencia para que se mantuviera mi alianza con Leví, dice Yahvé Sebaot. Mi alianza con él era de vida y paz, y se las concedí; era de respeto, y me respetaba reverenciando mi Nombre. Su boca transmitía la Ley de verdad, no había en sus labios maldad; en paz y en rectitud caminaba conmigo, y a muchos recobró de la culpa.
Los labios del sacerdote guardarán el saber, y la Ley se busca en su boca, pues es el mensajero de Yahvé Sebaot. Pero vosotros os habéis extraviado del camino, habéis hecho tropezar a muchos en la Ley, habéis corrompido la alianza de Leví, dice Yahvé Sebaot. Por eso también yo os he hecho despreciables y os he envilecido ante todo el pueblo, de la misma manera que vosotros no guardáis mis caminos y hacéis acepción de personas en la Ley.
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