Nehemías 8, 13-18

El segundo día, los cabezas de familia de todo el pueblo, los sacerdotes y levitas se reunieron junto al escriba Esdras para comprender las palabras de la Ley. Y encontraron escrito en la Ley que Yahvé había mandado por medio de Moisés que los israelitas tenían que habitar en cabañas durante la fiesta del séptimo mes. En cuanto lo oyeron, hicieron pregonar en todas las ciudades y en Jerusalén: «Salid al monte y traed ramas de olivo, de pino, de mirto, de palmera y de otros árboles frondosos, para hacer cabañas conforme a lo escrito.» Salió el pueblo y trajeron ramas y se hicieron cabañas, cada uno en su terrado, en sus patios, en los atrios del templo de Dios, en la plaza de la puerta del Agua y en la plaza de la puerta de Efraín. Toda la asamblea, los que habían vuelto del cautiverio, construyó cabañas y habitó en ellas —cosa que los israelitas no habían hecho desde los días de Josué, hijo de Nun, hasta aquel día— y hubo gran regocijo.
Esdras leyó en el libro de la Ley de Dios diariamente, desde el primer día al último. Durante siete días se celebró fiesta; al octavo tuvo lugar, según la norma, una asamblea solemne.
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