Salmos 114, 3-8

El mar lo vio y huyó,
el Jordán retrocedió,
los montes brincaron como carneros,
las colinas igual que corderos.
Mar, ¿qué te pasa que huyes,
y tú, Jordán, que retrocedes,
montes, que brincáis como carneros,
colinas igual que corderos?
La tierra tiembla en presencia del Dueño,
en presencia del Dios de Jacob,
el que cambia la peña en estanque
y hace del pedernal una fuente.
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