Genesis 37, 17-24

El hombre le dijo: «Partieron de aquí, y les oí comentar que iban a Dotán.» José fue detrás de sus hermanos y los encontró en Dotán. Ellos lo vieron de lejos y, antes que se les acercara, conspiraron contra él para matarlo. Comentaban entre ellos: «Por ahí viene el soñador. Vamos a matarlo y lo echaremos en un pozo cualquiera. Después diremos que algún animal feroz lo ha devorado. Veremos entonces en qué paran sus sueños.» Rubén lo oyó y pensó en el modo de librarle de sus manos. Dijo: «No atentemos contra su vida.» Y añadió: «No cometáis un asesinato. Echadle a ese pozo que hay en el páramo, pero no pongáis la mano sobre él.» Su intención era salvarlo de sus hermanos para devolverlo a su padre. Entonces, cuando llegó José donde sus hermanos, éstos le despojaron de su túnica —aquella túnica de manga larga que llevaba puesta—, lo sujetaron y lo arrojaron al pozo. (Era un pozo vacío, sin agua.)
Ver contexto