Genesis 6, 2-13

vieron los hijos de Dios que las hijas de los hombres eran atractivas, y tomaron por mujeres a las que prefirieron de entre todas ellas. Entonces dijo Yahvé: «No permanecerá* para siempre mi espíritu en el hombre, porque no es más que carne; que sus días sean ciento veinte años*.» Los nefilim aparecieron en la tierra por aquel entonces (y también después), cuando los hijos de Dios se unieron a las hijas de los hombres y éstas les dieron hijos: éstos fueron los héroes de la antigüedad, hombres famosos. Viendo Yahvé que la maldad del hombre cundía en la tierra y que todos los proyectos de su mente eran puro mal de continuo, le pesó a Yahvé de haber creado al hombre en la tierra, y se indignó en su corazón*. Así pues, dijo Yahvé: «Voy a exterminar de sobre la faz del suelo al hombre que he creado —desde el hombre hasta los ganados, los reptiles, y hasta las aves del cielo—, porque me pesa haberlos hecho.» Pero Noé halló gracia a los ojos de Yahvé. Ésta es la historia de Noé: Noé fue el varón más justo y cabal de su tiempo. Noé andaba con Dios. Noé engendró tres hijos: Sem, Cam y Jafet. La tierra estaba corrompida en la presencia de Dios: la tierra se había llenado de violencias. Dios miró a la tierra y vio que estaba viciada: todas las criaturas tenían una conducta viciosa sobre la tierra. Dijo, pues, Dios a Noé: «He decidido acabar con todo ser viviente, porque la tierra está llena de violencias por culpa de ellos. Por eso, he decidido exterminarlos de la tierra.
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