I Reyes 10, 1-3

La reina de Sabá se enteró de la fama de Salomón...* y vino a ponerlo a prueba con enigmas. Llegó a Jerusalén con un gran contingente de camellos que portaban perfumes, oro en gran cantidad y piedras preciosas. Se presentó ante Salomón y le planteó todo cuanto había ideado. Salomón resolvió todas sus preguntas. No había cuestión, por muy arcana que fuese, que el rey no pudiera desvelar.
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