II Samuel  7, 12-17

Y cuando tu vida llegue a su límite y te acuestes con tus padres, confirmaré después de ti a la descendencia que saldrá de tus entrañas, y consolidaré el trono de su realeza. (Él constituirá una casa para mi Nombre y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre*.) Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo*. Si se porta mal, le castigaré con vara de hombres y con golpes de hombres, pero no apartaré de él mi amor, como lo aparté de Saúl, a quien quité de mi vista. Tu casa y tu reino permanecerán para siempre ante ti; tu trono estará firme, eternamente.» Natán transmitió a David todas estas palabras y esta visión.
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