Apocalipsis  3, 8-11

Conozco tu conducta. Mira, he abierto ante ti una puerta* que nadie puede cerrar, porque, aunque tienes poco poder, has guardado mi palabra y no has renegado de mi nombre. He decidido poner en tus manos a algunos de la Sinagoga de Satanás, de esos mentirosos que se proclaman judíos sin serlo; yo haré que vayan a postrarse delante de tus pies, para que sepan que yo te he amado. Ya que has preservado mi recomendación de ser paciente, también yo te preservaré de la hora de la prueba que va a venir sobre el mundo entero para probar a los habitantes de la tierra*. Vengo pronto. Mantén con firmeza lo que tienes, para que nadie te arrebate tu corona.
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