Apocalipsis  7, 1-8

Después de esto, vi a cuatro ángeles de pie en los cuatro extremos de la tierra, que sujetaban los cuatro vientos, para que el viento no soplara sobre la tierra, ni sobre el mar ni sobre ningún árbol. Luego vi a otro ángel que subía del Oriente con el sello de Dios vivo. Gritó entonces con voz potente a los cuatro ángeles a quienes se había encomendado causar daño a la tierra y al mar: «No causéis daño ni a la tierra ni al mar ni a los árboles, hasta que marquemos con el sello la frente de los siervos de nuestro Dios.» Pude oír entonces el número de los marcados con el sello: ciento cuarenta y cuatro mil* sellados, de todas las tribus de los hijos de Israel. Eran doce mil sellados de la tribu de Judá; doce mil de la tribu de Rubén; doce mil de la tribu de Gad; doce mil de la tribu de Aser; doce mil de la tribu de Neftalí; doce mil de la tribu de Manasés; doce mil de la tribu de Simeón; doce mil de la tribu de Leví; doce mil de la tribu de Isacar; doce mil de la tribu de Zabulón; doce mil de la tribu de José; y doce mil sellados de la tribu de Benjamín.
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