Daniel  9, 24-27

«Setenta semanas han sido fijadas* a tu pueblo y a tu ciudad santa para poner fin al delito, sellar los pecados y expiar la culpa; para establecer la justicia eterna, sellar* visión y profecía y consagrar el santo de los santos*. Entérate y comprende: Desde que se dio la orden de reconstruir Jerusalén, hasta la llegada de un príncipe ungido*, pasarán siete semanas y sesenta y dos semanas; y serán reconstruidos* calles y fosos, aunque en tiempos difíciles. Pasadas las sesenta y dos semanas matarán al ungido* sin culpa*, y un príncipe que vendrá con su ejército destruirá la ciudad y el santuario. Su fin será un cataclismo y hasta el final de la guerra durarán los desastres anunciados*. Sellará una firme alianza* con muchos durante una semana; y en media semana suprimirá el sacrificio y la ofrenda*, y pondrá sobre el ala del templo* el ídolo abominable*, hasta que la ruina decretada recaiga sobre el destructor.»
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