Ezequiel  45, 7-17

«Al príncipe le tocará un territorio a ambos lados del terreno reservado para el santuario y de la zona urbana; ocupará el espacio que va a lo largo del límite del terreno reservado para el santuario y del de la zona urbana; llegará hasta el mar por el lado occidental y hasta la frontera por el oriental. Habrá una longitud igual a cada una de las partes, desde la frontera occidental hasta la frontera oriental de la tierra. Esto será su propiedad en Israel. Así mis príncipes no oprimirán más a mi pueblo: dejarán la tierra a la casa de Israel, a sus tribus. «Esto dice el Señor Yahvé: ¡Ya está bien, príncipes de Israel! ¡Basta ya de opresión y violencia! Practicad el derecho y la justicia, liberad a mi pueblo de vuestros impuestos —oráculo del Señor Yahvé—. Usad balanzas justas, y que la arroba y la cántara tengan una medida justa. Que la arroba y la cántara sean iguales: cada una debe contener un décimo de carga. A partir de la carga serán fijadas las cántaras*. El siclo será de veinte óbolos. Veinte siclos, veinticinco siclos y quince siclos harán una mina. «Ésta es la ofrenda que reservaréis: un sexto de arroba por cada carga de trigo y un sexto de arroba por cada carga de cebada. Ésta será la norma para el aceite: una cántara de aceite por cada diez cántaras, es decir, por un tonel de diez cántaras, o de una carga, pues diez cántaras hacen una carga. Se reservará una oveja por cada rebaño de doscientas, de las praderas de Israel, para la oblación, el holocausto y el sacrificio de comunión, que les sirva de expiación —oráculo del Señor Yahvé—. Todo el pueblo de la tierra contribuirá a esta ofrenda reservada para el príncipe de Israel. El príncipe se encargará de los holocaustos, de la oblación y de la libación en las fiestas, novilunios* y sábados, en todas las solemnidades de la casa de Israel. Él proveerá lo necesario para el sacrificio expiatorio, para la oblación, el holocausto y los sacrificios de comunión, para la expiación de la casa de Israel.
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