Isaías 42, 1-8

Éste es mi siervo a quien yo sostengo, mi elegido en quien me complazco. He puesto mi espíritu* sobre él para que dicte el derecho a las naciones. No vociferará ni alzará el tono, y no hará oír por las calles su voz. No partirá la caña quebrada ni apagará la mecha mortecina; proclamará la justicia con lealtad. No desmayará ni se quebrará* hasta implantar en la tierra el derecho, hasta que las islas esperen su enseñanza. Esto dice el Dios Yahvé, que ha creado y desplegado el cielo, que estableció la tierra y su vegetación, que da aliento al pueblo que la habita y espíritu a los que andan por ella: Yo, Yahvé, te he llamado en nombre de la justicia; te tengo asido de la mano, te formé* y te he destinado a ser alianza de un pueblo, a ser luz de las naciones; para abrir los ojos a los ciegos, para sacar del calabozo al preso, de la cárcel al que vive en tinieblas. Yo, Yahvé* —ése es mi nombre—, no cedo a otro mi gloria, ni mi prez a los ídolos.
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