Genesis 8, 12-17

Aún esperó otros siete días y volvió a soltar la paloma, que ya no regresó donde él. El año seiscientos uno de la vida de Noé*, el día primero del primer mes, se secaron las aguas de encima de la tierra. Noé retiró la cubierta del arca, miró y vio que estaba seca la superficie del suelo. El día veintisiete del segundo mes quedó seca la tierra. Habló entonces Dios a Noé en estos términos: «Sal del arca con tu mujer, tus hijos y las mujeres de tus hijos. Saca contigo todos los animales de toda especie que te acompañan, aves, ganados y todos los reptiles que reptan sobre la tierra. Que pululen sobre la tierra y sean fecundos y se multipliquen sobre ella.»
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