Jueces 19, 22-24

Mientras alegraban su corazón, los hombres de la ciudad, gente malvada, cercaron la casa y, golpeando la puerta, le dijeron al viejo, dueño de la casa: «Haz salir al hombre que ha entrado en tu casa, para que lo conozcamos.» El dueño de la casa salió donde ellos y les dijo: «No, hermanos míos; no os portéis mal. Este hombre ha entrado como huésped en mi casa; no cometáis esa infamia*. Aquí está mi hija, que es doncella*. Os la entregaré. Abusad de ella y haced con ella lo que os parezca; pero no cometáis con este hombre semejante infamia.»
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