Lucas 23, 50-55

Había un hombre llamado José, miembro del Consejo, hombre bueno y justo, que no había asentido al consejo y proceder de los demás. Era de Arimatea, población de Judea, y esperaba el Reino de Dios. Se presentó a Pilato y le pidió el cuerpo de Jesús. Después de descolgarlo, lo envolvió en una sábana y lo puso en un sepulcro excavado en la roca, en el que nadie había sido enterrado todavía. Era el día de la Preparación y apuntaba* el sábado. Las mujeres que habían venido con él desde Galilea fueron detrás, para ver dónde estaba el sepulcro y cómo colocaban su cuerpo.
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