Mateo 27, 34-38

le dieron a beber vino mezclado con hiel*; pero él, después de probarlo, no quiso beberlo. Una vez crucificado, se repartieron sus vestidos, echándolos a suertes*. Y se quedaron sentados allí para custodiarlo. Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condena: «Éste es Jesús, el rey de los judíos.» Y al mismo tiempo que a él crucificaron a dos bandidos, uno a la derecha y otro a la izquierda.
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