Numeros  27, 1-11

Entonces se acercaron las hijas de Selofjad, hijo de Jéfer, hijo de Galaad, hijo de Maquir, hijo de Manasés, de los clanes de Manasés, hijo de José. Las muchachas se llamaban Majlá, Noá, Joglá, Milcá y Tirsá. Se presentaron a Moisés y al sacerdote Eleazar, a los príncipes y a toda la comunidad, a la entrada de la Tienda del Encuentro, y dijeron: «Nuestro padre murió en el desierto. No formaba parte de la facción de Coré, la que se amotinó contra Yahvé; murió por sus propios pecados, sin tener hijos varones*. ¿Por qué ha de ser borrado de su clan el nombre de nuestro padre, sólo por no haber tenido hijos varones? Danos alguna propiedad entre los hermanos de nuestro padre.» Moisés expuso su caso ante Yahvé. Respondió Yahvé a Moisés: «Han hablado bien las hijas de Selofjad. Dales en propiedad una heredad entre los hermanos de su padre; traspásales a ellas la herencia de su padre. Y dirás a los israelitas: Si un hombre muere y no tiene ningún hijo varón, traspasará su herencia a su hija. Si tampoco tiene hija, daréis la herencia a sus hermanos. Si tampoco tiene hermanos, daréis la herencia a los hermanos de su padre. Y si su padre no tenía hermanos, daréis la herencia al pariente más próximo de su clan, el cual tomará posesión de ella. Ésta será norma de derecho para los israelitas, según lo ordenó Yahvé a Moisés.»
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