Salmos 19, 7-14

[[8]] La ley de Yahvé es perfecta, hace revivir; el dictamen de Yahvé es veraz, instruye al ingenuo. [[9]] Los preceptos de Yahvé son rectos, alegría interior; el mandato de Yahvé es límpido, ilumina los ojos. [[10]] El temor de Yahvé es puro, estable por siempre; los juicios del Señor veraces, justos todos ellos, [[11]] apetecibles más que el oro, que el oro más fino; más dulces que la miel, más que el jugo de panales. [[12]] Por eso tu siervo se empapa en ellos, guardarlos trae gran ganancia. [[13]] Pero ¿quién se da cuenta de sus yerros? De las faltas ocultas límpiame. [[14]] Guarda a tu siervo también del orgullo*, no sea que me domine; entonces seré irreprochable, libre de delito grave. [[15]] Acepta con agrado mis palabras, el susurro de mi corazón, sin tregua* ante ti, Yahvé, Roca mía, mi redentor*.
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