Eclesiástico 4, 1-6

Hijo, no prives al pobre del sustento, ni des largas a los que te piden con ojos suplicantes. No hagas sufrir al hambriento, ni exasperes al que vive en la miseria. No te ensañes con quien está desesperado, ni retrases la ayuda al mendigo. No rechaces la súplica del atribulado, ni vuelvas la espalda al pobre. No apartes la mirada del necesitado, ni le des ocasión de maldecirte, porque, si te maldice lleno de amargura, su Creador escuchará su imprecación.
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