Eclesiástico 46, 4-6

¿Acaso no detuvo el sol con su mano y un día se convirtió en dos? Él invocó al Altísimo* soberano, cuando los enemigos le rodeaban por todas partes, y el Señor, que es grande, le respondió, enviando una terrible granizada. Cayó de golpe sobre la nación hostil*, y al bajar aniquiló a los adversarios, para que las naciones conocieran la fuerza de sus armas y entendieran que luchaban contra el Señor*.
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