Ezequiel  44, 10-31

Los levitas, que se alejaron de mí cuando Israel se extravió, abandonándome para seguir a sus ídolos, pagarán su culpa, y desempeñarán en mi santuario el oficio de porteros y sacristanes del templo. Ellos degollarán las víctimas del holocausto y del sacrificio del pueblo, al servicio de la gente. Porque le sirvieron delante de sus ídolos, arrastrando al pecado a la casa de Israel; por eso les juro con la mano en alto – oráculo del Señor– que pagarán sus culpas, y no se acercarán a mí para oficiar como sacerdotes ni podrán acercarse a mis cosas santas o sacrosantas. Cargarán con su vergüenza y con las prácticas idolátricas que perpetraron. Yo los nombro encargados de todos los servicios y oficios auxiliares del templo. Pero los sacerdotes levíticos descendientes de Sadoc, que se hicieron cargo del servicio de mi santuario cuando los israelitas anduvieron extraviados lejos de mí, se acercarán a mí para servirme y estarán en mi presencia, para ofrecerme grasa y sangre – oráculo del Señor– . Ellos entrarán en mi santuario y se acercarán a mi mesa como ministros míos y se encargarán de mi servicio. Cuando tengan que entrar por la puerta del atrio interior, se pondrán vestiduras de lino; no llevarán ropa de lana cuando vayan a oficiar en las puertas del atrio interior o dentro del atrio. Irán cubiertos con turbantes de lino, llevarán calzones de lino, pero no se ceñirán, para no sudar. Cuando tengan que salir al atrio exterior, donde está el pueblo, se quitarán las vestiduras con las que oficiaron, dejándolas en las sacristías, y se pondrán otra ropa. Así no consagrarán al pueblo con sus vestiduras. No se raparán la cabeza ni irán desmelenados; se recortarán el pelo. Ningún sacerdote beberá vino cuando vaya a entrar en el atrio interior. No tomarán por mujer a viuda ni a repudiada; sólo podrán casarse con vírgenes del linaje de la casa de Israel o con la viuda de un sacerdote. Declararán a mi pueblo lo que es sagrado y lo que es profano y dictaminarán lo que es puro o impuro. En los pleitos actuarán como jueces. Sentenciarán según mis leyes; guardarán mis mandatos y preceptos en todas mis festividades y santificarán mis sábados. No se contaminarán con ningún cadáver, a no ser del padre, la madre, el hermano o la hermana soltera. Después de purificarse, contará siete días, y cuando vaya a entrar en el atrio interior para oficiar en el santuario, ofrecerá por sí mismo un sacrificio expiatorio – oráculo del Señor– . No tendrán propiedad hereditaria: yo soy su propiedad; no les darán ninguna posesión en Israel: yo soy su posesión. Comerán la ofrenda y las víctimas de los sacrificios expiatorios y penitenciales. También les pertenece todo lo dedicado al Señor. Lo mejor de las primicias de toda especie y de los tributos de toda especie será para los sacerdotes. La primicia de la molienda se la darán al sacerdote para que la bendición descienda sobre la casa de ustedes. Los sacerdotes no comerán ningún ave ni animal terrestre muerto o desgarrado por una fiera.
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