Genesis 28, 18-22

Jacob se levantó de mañana, tomó la piedra que le había servido de almohada, la colocó como piedra conmemorativa y derramó aceite en la punta. Y llamó al lugar Casa de Dios – la ciudad se llamaba antes Luz– . Jacob pronunció una promesa:
– Si Dios está conmigo y me guarda en el viaje que estoy haciendo y me da pan para comer y vestido con que cubrirme, y si vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios, y esta piedra conmemorativa que acabo de erigir será una casa de Dios y te daré un diezmo de todo lo que me des.
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