Hechos 17, 1-8


En Tesalónica

Atravesando Anfípolis y Apolonia llegaron a Tesalónica, donde había una sinagoga judía. Según costumbre, Pablo se dirigió a ella y, durante tres sábados, discutió con ellos, citando la Escritura, explicándola y mostrando que el Mesías tenía que padecer y resucitar al tercer día, y que ese Jesús que les anunciaba era el Mesías. Algunos de ellos se convencieron y se unieron a Pablo y Silas; también lo hicieron gran número de gente de nacionalidad griega que habían aceptado la fe de los judíos y no pocas mujeres influyentes. Llenos de envidia, los judíos reclutaron algunos maleantes del arroyo, promovieron un alboroto y perturbaron el orden de la ciudad. Luego se presentaron en casa de Jasón con la intención de hacer comparecer a Pablo y Silas ante la asamblea del pueblo. Al no encontrarlos, arrastraron a Jasón y a algunos hermanos a la presencia de los magistrados.
Y gritaron:
–Éstos, que han revolucionado el mundo, se han presentado también aquí y Jasón los ha recibido en su casa. Todos éstos actúan contra los edictos del emperador y afirman que hay otro rey, llamado Jesús. Al oírlo, la multitud y los magistrados se asustaron,
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