Jeremías  5, 5-11

me dirigiré a los jefes para hablarles,
porque ellos sí conocen
el camino del Señor,
el precepto de su Dios.
Pero todos juntos rompieron el yugo,
hicieron saltar las correas; por eso los herirá un león de la selva,
un lobo del desierto
los despedazará,
una pantera acecha sus ciudades
y arrebata al que sale,
porque son muchas sus culpas
y graves sus apostasías. Después de todo, ¿podré perdonarte?,
tus hijos me abandonaron,
juraron por dioses falsos;
yo los colmé de bienes,
ellos fueron adúlteros,
se iban en tropel a los prostíbulos; son caballos cebados y fogosos
que relinchan
cada cual por la mujer del prójimo. Y por todo esto, ¿no los castigaré?
– oráculo del Señor– .
De un pueblo semejante,
¿no me voy a vengar? Suban a sus terrazas,
destruyan sin aniquilar;
arranquen sus sarmientos,
ya que no son del Señor; porque me han sido infieles
Israel y Judá
– oráculo del Señor– ;
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