Lucas 24, 36-49


Aparición a los discípulos
cfr. Mt 28,16-20; Mc 16,14-20; Jn 20,19-23; Hch 1,7s

Estaban hablando de esto, cuando se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo:
– La paz esté con ustedes. Espantados y temblando de miedo, pensaban que era un fantasma. Pero él les dijo:
–¿Por qué se asustan tanto? ¿Por qué tantas dudas? Miren mis manos y mis pies, soy yo mismo. Tóquenme y vean, un fantasma no tiene carne y hueso, como ven que yo tengo. Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Era tal el gozo y el asombro que no acababan de creer, entonces les dijo:
–¿Tienen aquí algo de comer? Le ofrecieron un trozo de pescado asado. Lo tomó y lo comió en su presencia. Después les dijo:
– Esto es lo que les decía cuando todavía estaba con ustedes: que tenía que cumplirse en mí todo lo escrito en la ley de Moisés, en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió la inteligencia para que comprendieran la Escritura. Y añadió:
– Así está escrito: que el Mesías tenía que padecer y resucitar de entre los muertos al tercer día; que en su nombre se predicaría penitencia y perdón de pecados a todas las naciones, empezando por Jerusalén. Ustedes son testigos de todo esto. Yo les enviaré lo que el Padre prometió. Por eso quédense en la ciudad hasta que sean revestidos con la fuerza que viene desde el cielo.
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