Marcos 11, 12-14
“
Al ver de lejos una higuera frondosa, se acercó para ver si encontraba algo; pero no encontró más que hojas, pues no era la estación de higos. Entonces le dijo:
– Nunca jamás nadie coma frutos tuyos.
Los discípulos lo estaban oyendo.
Purifica el Templo
Llegaron a Jerusalén y, entrando en el templo, se puso a echar a los que vendían y compraban en el templo, volcó las mesas de los cambistas y las sillas de los que vendían palomas, ”
– Nunca jamás nadie coma frutos tuyos.
Los discípulos lo estaban oyendo.