Numeros  35, 9-28


Ciudades de refugio
Dt 19,1-13; Jos 20

El Señor habló a Moisés: – Di a los israelitas: Cuando atraviesen el Jordán para entrar en Canaán, elegirán varias ciudades de refugio, donde pueda buscar asilo el que haya matado a alguien sin intención. Les servirán de refugio contra el vengador, y así el homicida no morirá antes de comparecer a juicio ante la asamblea. Elegirán seis ciudades de refugio: tres al otro lado del Jordán y tres en Canaán. Serán ciudades de asilo. Esas ciudades servirán de refugio a los israelitas, a los emigrantes y a los criados que vivan con ellos. Allí podrá buscar asilo el que haya matado a alguien sin intención. Si lo ha herido con un objeto de hierro y lo ha matado, es homicida. El homicida será castigado con la muerte. Si lo ha herido empuñando una piedra capaz de causar la muerte y lo ha matado, es homicida. El homicida será castigado con la muerte. Si lo ha herido manejando un objeto de madera capaz de causar la muerte y lo ha matado, es homicida. El homicida será castigado con la muerte. Toca al vengador de la sangre matar al homicida: cuando lo encuentre, lo matará. Si lo ha derribado por odio o ha arrojado contra él algo con toda intención y lo ha matado, o lo ha golpeado a puñetazos por enemistad y lo ha matado, entonces el agresor será castigado con la muerte: es homicida. El vengador de la sangre matará al homicida cuando lo encuentre. Si lo ha derribado casualmente, sin odio, o ha arrojado algo contra él sin intención, o le ha dado una pedrada mortal sin haberlo visto, y lo mata, sin que le tuviera rencor ni intentase hacerle daño, entonces la comunidad juzgará al que hirió y al vengador de la sangre, conforme a estas leyes, y salvará al homicida de las manos del vengador de la sangre. La comunidad le dejará volver a la ciudad donde se había refugiado buscando asilo, y allí vivirá hasta que muera el sumo sacerdote ungido con óleo sagrado. Si el homicida sale fuera de los límites de la ciudad donde se había refugiado buscando asilo, y el vengador de la sangre lo encuentra fuera de los límites de la ciudad donde se había refugiado, y lo mata, no hay delito. Porque el homicida debe vivir en la ciudad donde se había refugiado, hasta que muera el sumo sacerdote. Y cuando el sumo sacerdote muera, el homicida podrá volver a la tierra donde se encuentra su herencia.
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