I Corintios 3, 13-22

la obra de cada uno quedará en evidencia; pues el día del juicio la manifestará, porque éste se revela en fuego, y el fuego verificará la calidad de la obra de cada uno: si subsiste la obra de alguno, éste recibirá el salario; si se quema la obra de alguno, éste sufrirá daño; él, desde luego, se salvará, pero como quien pasa por fuego. ¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros? Al que destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; pues el templo de Dios es santo, y ese templo sois vosotros. Que nadie se engañe. Si alguno entre vosotros se tiene por sabio según este mundo, que se haga necio para hacerse sabio; pues la sabiduría de este mundo es necedad para Dios. Pues esta escrito: «El atrapa a los sabios en la astucia de ellos» (Job 5,13). Y también: «Conoce el Señor que son vanos los razonamientos de los sabios» (Sal 94,11). Así que nadie se gloríe en los hombres; porque todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro: todo es vuestro.
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