I Corintios 6, 12-20

«Todo me es permitido»; pero no todo es conveniente. «Todo me es permitido»; pero yo no me dejaré dominar por nada. «La comida para el vientre y el vientre para la comida»; pero Dios destruirá lo uno y lo otro. El cuerpo no es para la lujuria, sino para el Señor; y el Señor para el cuerpo. Y así como Dios resucitó al Señor, nos resucitará también a nosotros por su poder. ¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? ¿Voy entonces a arrancar los miembros de Cristo para hacerlos miembros de una meretriz? ¡Ni pensarlo! ¿O es que no sabéis que el que se junta con la meretriz se hace con ella un solo cuerpo? «Porque serán -dice- los dos una sola carne» (Gén 2,24). Pero el que se junta con el Señor se hace con él un solo espíritu. Huid de la fornicación. Los demás pecados que el hombre comete, quedan fuera del cuerpo; pero el que comete fornicación peca contra su propio cuerpo. ¿O no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo que está en vosotros, y que lo tenéis recibido de Dios, y que no os pertenecéis a vosotros mismos? Porque habéis sido comprados a precio. Glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo.
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