I Macabeos 4, 28-35

Al año siguiente, reunió Lisias sesenta mil hombres escogidos y cinco mil jinetes para emprender contra ellos otra campaña bélica. Fueron a Idumea y acamparon en Bet Sur. Judas salió a su encuentro con diez mil hombres. Al ver aquel poderoso ejército, oró y dijo: "Bendito seas, salvador de Israel, que quebrantaste el ímpetu del gigante por mano de tu siervo David y entregaste el campamento de los filisteos en manos de Jonatán, hijo de Saúl, y en las de su escudero. Entrega ahora del mismo modo este ejército en manos de tu pueblo Israel, y ésos queden avergonzados de su ejército y de su caballería. Infúndeles miedo. Desvanece la confianza que tienen en su poder, y que en su derrota queden aplastados. Abátelos por la espada de los que te aman, y que te celebren con himnos de alabanza todos los que conocen tu nombre". Se lanzaron al ataque los unos contra los otros y cayeron del ejército de Lisias unos cinco mil hombres, que dejaron la vida en el campo de batalla. Viendo Lisias el revés sufrido por sus tropas y el arrojo que manifestaban las de Judas, dispuestas a vivir o a morir heroicamente, partió hacia Antioquía para reclutar mercenarios extranjeros, con el fin de presentarse de nuevo en Judea con un ejército más numeroso.
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