II Corintios 5, 18-21

Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo mismo por medio de Cristo y nos confió el servicio de la reconciliación. Como que Dios es quien en Cristo estaba reconciliando consigo el mundo, sin tomar en cuenta a los hombres sus faltas, y quien puso en nosotros el mensaje de la reconciliación. Hacemos, pues, de embajadores en nombre de Cristo, siendo Dios el que por medio de nosotros os exhorta: «En nombre de Cristo os lo pedimos: reconciliaos con Dios.» Al que no conoció pecado, lo hizo pecado por nosotros, para que en él llegáramos nosotros a ser justicia de Dios.
Ver contexto