Hechos 10, 11-15

y vio el cielo abierto, y que descendía un recipiente como un mantel grande que era bajado por sus cuatro puntas a la tierra, en el cual había toda clase de cuadrúpedos y reptiles de la tierra y aves del cielo. Y una voz se dirigió a él: «Anda, Pedro, mata y come.» De ninguna manera, Señor -respondió Pedro-, nunca he comido yo nada profano o impuro. Y de nuevo la voz se dirigió a él segunda vez: «Lo que Dios ha declarado puro, tú no lo llames profano.»
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